Quantcast
Channel: Morphallaxis
Viewing all 183 articles
Browse latest View live

Primates

$
0
0
¿Recordáis cierto tributo de google a Dian Fosseyhace ya año y medio? Ha pasado bastante tiempo pero por fin he podido comprar y leer la versión original de este cómic en su fantástica edición en tapa blanda que acaba de salir a la venta.


Primates nos permite asomarnos a las vidas e investigaciones de tres mujeres que dedicaron y siguen dedicando sus vidas al estudio y conservación de los chimpancés, gorilas y orangutanes. Esta obra nos acerca a todas las dificultades que debieron afrontar: un clima implacable, aislamiento perpetuo, horas y horas de observación inmóvil...

Jane Goodall


En 1960, Jane, sin ninguna clase de estudios sobre la materia más que su afición por las ficciones de Tarzán, se fue a estudiar el comportamiento de los chimpanzés en Gombe, Tanzania. Por supuesto, no fue muy bien vista por sus coetáneos por muchísimos motivos: su polémico mecenas, su falta de estudios, su aparente falta de objetividad científica... ¡hasta le puso nombres a los chimpancés! Visto con retrospectiva parece mentira que pudiesen hacerle burla por algo tan humano y útil como es ponerle nombre a aquello que estás estudiando en lugar de referirte numéricamente a los ejemplares. Una de las grandes contribuciones de Jane a la primatología fue la observación de chimpancés utilizando ramas (a modo de herramientas) para extraer termitas de sus nidos subterráneos. En los años sesenta, el hombre se definía como aquella especie que utilizaba herramientas por lo que este descubrimiento causó bastante revuelo (y avance científico).

Dian Fossey


En 1967 fue Dian la siguiente aventurera sin estudios que impresionó a Louis Leaky con su pasión por los gorilas. A sus 31 años, Dian pidió un crédito para poder irse de viaje a Nairobi, donde esperaba ver sus apreciados gorilas en directo. Fue durante este viaje que conoció a Louis Leakey, en unas circunstancias que la hacían bastante inolvidable tras haberse torcido un tobillo en la excavación y vomitar sobre un fósil recién descubierto. Tres años después, el destino quiso que Dian y Leakey se reencontraran en Estados Unidos, momento en el que Leakey le propuso investigar los gorilas a Dian. Por aquel entonces, Dian tenía ya 34 años y era terapeuta ocupacional con lo que la promesa de una investigación a largo plazo en África quizá sonaba demasiado utópica para ser verdad. Apuesto a que no fue una decisión fácil de tomar y los autores lo reflejan muy bien en el cómic. Una vez en Ruanda, además de observar a los gorilas, Dian luchó con fiereza contra los cazadores furtivos, un hostigamiento que probablemente fue el que le acabó costando la vida en 1985.

Biruté Galdikas


Finalmente, ya en 1971, la recién licenciada Biruté viajó a Borneo junto con su marido para estudiar los orangutanes. En este caso, Biruté le dejó muy claro a Leakey que, por poca importancia que le diese él a los méritos académicos, no pensaba enrolarse a la otra punta del mundo hasta haber acabado su máster. Una vez en Indonesia se encontró, como ya les ocurriese a sus predecesoras, con un clima implacable y unas condiciones de vida de lo más precarias, con el añadido de un montón de enfermedades infecciosas de las que contagiarse (y de las que se contagió). Sin embargo, no por esto decayó su determinación y, de hecho, inició su interacción con los orangutanes de forma prematura a base de adoptar a las crías que se comercializaban como mascotas en las ciudades cercanas pero que sus dueños abandonaban en cuánto crecían un poco y las fue reintroduciendo poco a poco en las poblaciones salvajes.

Louis Leakey


No me cabe duda de que Jane, Dian y Biruté se hubiesen salido con la suya con o sin la ayuda de este señor pero nadie pone en duda que el instigador de sus carreras en el campo de la primatología fue Louis Leakey. Este famoso arqueólogo y paleoantropólogo estaba convencido de que el estudio de los primates era clave para comprender nuestra propia especie y de que las mujeres eran mejores en el estudio del comportamiento animal que los hombres ya que tenían más paciencia, intuición y resultaban menos hostiles para las distintas especies de primates. Es por eso que dedicó sus esfuerzos en conseguir financiación para poder enviar a las que algunos mencionan como «los ángeles de Leakey» a lugares recónditos y aislados de todo el mundo.

Primates

Does anyone see the irony here?
Si os soy sincera, no creo que hubiese descubierto la labor de estas tres investigadoras de no ser por este magnífico cómic. Tanto Jim Ottaviani como Maris Wicks le han puesto muchísimo cariño a esta obra y su lectura evidencia la cantidad de horas que debieron dedicarle ambos autores a la búsqueda de bibliografía, su análisis y la elección de qué incluir y qué dejar fuera del guión. Al fin y al cabo estamos hablando de una novela gráfica de tan solo 133 páginas para resumir la vida y hallazgos de tres personas cuando cada una de ellas por separado ofrecería información suficiente como para hacer correr ríos y ríos de tinta.

De hecho, al final de todo hay un listado de la bibliografía revisada para la creación de este cómic que incluye múltiples libros escritos por las mismísimas Jane, Biruté y Dian y la correspondencia que mantuvieron durante años además de biografías hechas por terceras personas. Esta información ha permitido a los autores poner las palabras de cada uno de los protagonistas de esta historia en primera persona y es que estoy convencida de que hay más de una cita textual, el abundante material bibliográfico probablemente lo permita. Evidentemente, también se han basado en los artículos que aparecieron en National Geographic sobre las investigaciones de estas tres primatólogas y algunas viñetas tienen referencias más que claras a fotografías que se publicaron en esta revista.

Algo que me ha gustado mucho de esta novela gráfica es que no se limita a hablar de las investigaciones en sí sino también de la vida personal de las que las llevaron a cabo ya que me parece información esencial para entender mejor todo lo que ocurrió. Me sorprendió bastante saber que ni Jane ni Dian habían ido siquiera a la universidad y que aún así Leakey las recibió con los brazos abiertos, es algo que hoy en día sería impensable... y da que pensar. Ottaviani ni siquiera se centra en sus descubrimientos sino en las penurias que tuvieron que pasar para llegar a ellos que da una idea de lo que representa en realidad dedicarle tu vida al trabajo de campo. En su conjunto, me parece una lectura refrescante, dinámica y didáctica que le recomiendo a todo el mundo aunque no tenga un interés previo en los primates.


Visualmente, el cómic es una delicia. Tiene un estilo infantil, como el que nos podríamos encontrar en un cuento o en una película de Disney, que casa a la perfección con la didáctica narración y que seguro que acerca esta lectura a los más pequeños también. Además, el hecho de que sea infantiloide no significa, ni mucho menos, que carezca de detalles ya que los tiene a raudales. Maris Wicks se ha documentado a la perfección sobre la anatomía de todos los primates que aparecen en el cómic y ofrece densas representaciones de los bosques y junglas en los que se enmarca la aventura.


Me despido con una foto de las tres valientes. Desgraciadamente, Dian Fossey fue asesinada en 1985, cuando sólo tenía 53 años, 18 de los cuales los había pasado entre gorilas; se cree que su agresor fue un cazador furtivo vengativo pero nunca se le atrapó. Jane Goodall y Biruté Galdikas han continuado con su labor hasta el presente, luchando por los derechos de chimpancés y orangutanes. La Dian Fossey Gorilla Fund vela por los de los gorilas.

Tokio Blues (Norwegian Wood)

$
0
0
Teniendo en cuenta que escogí este libro como siguiente lectura totalmente al azar, me preocupa el listado infinito de paralelismos entre esta novela y Jardín del Edén. Incluso se repite el nombre de Rodrigo Fresán aunque, esta vez, en la contraportada y no en el prólogo (que, por otro lado, no tiene (gran reflexión: ¿sólo los libros antiguos tienen prólogo? ¿cuál es el requisito para ello? ¿que el autor esté muerto?)). Hay un pequeño lapso de tiempo entre las dos novelas aunque ambas coinciden en que sus respectivos autores las ambientaron en el pasado reciente. Hay varios elementos en común como el reiterado trastorno mental o el significativo y atrevido corte de pelo. Aunque lo que me sigue sorprendiendo es una flagrante falta de pudor en cuanto al sexo.


Al aterrizar el avión, se escucha por los altavoces la melodía de Norwegian Wood y a Watanabe le invade la tristeza. No puede evitar pensar en todo lo que le sucedió cuando estaba en su segundo año universitario... Recuerda a su mejor amigo, Kizuki, y a la novia de este, Naoko, y a todas las personas que se cruzaron en su vida en esa época para dejar una huella indeleble en su pasado.

Watanabe es un personaje que se hace querer enseguida a pesar de sus espantosas elecciones y de su pasividad habitual. En esto me recuerda un poco a Nick, el narrador de El Gran Gatsby, una novela que Murakami no deja de citar reflejando el interés mutuo tanto de su protagonista como el suyo propio por la obra de Scott Fitzgerald. Es aquí cuando el escritor se jacta de sus lectores diciéndonos que no deberíamos leer sus libros al poner en boca de uno de los personajes más despreciables del libro la creencia de que solo vale la pena leer libros de autores que hayan muerto hace más de treinta años, puesto que si se han mantenido famosos hasta ahora después de ese lapso es porque realmente valen la pena.

Había leído/escuchado varias veces que Murakami resulta muy repetitivo en su ristra infinita de novelas publicadas. Habiendo leído solamente After Dark y ahora Tokio Blues, reconozco que destilan un aura similar, por decirlo de alguna forma pero de ahí a decir que es repetitivo hay un trecho. Tengo que leer más novelas suyas para llegar a una conclusión (algo que no tendré ningún reparo en hacer teniendo en cuenta que ambas lecturas me han sido muy gratas) pero, de todas formas, me parece algo natural que los libros de un mismo autor se asemejen ya que eso revela que el escritor tiene un estilo definido a la par que predilección por ciertos temas.
Entonces en esas escenas a todos los presentes se les levanta. ¡Zas!, treinta o cuarenta penes poniéndose tiesos a la vez. Al pensarlo se tiene una sensación muy extraña, ¿verdad?
Uno de los motivos recurrentes a lo largo de toda la historia es el sexo, que se trata de forma muy desangelada. La sociedad japonesa siempre se ha caracterizado por ser conservadora, tradicional, machista y reprimida en exceso. Estos prejuicios, unidos a una noción personal de que el pasado suele asociarse con un cierto retraso cultural y social, han hecho que me sorprendiese encontrarme con niñas de trece años en el Japón de los años sesenta que masturban a sus novios o, mejor aún, a sus profesoras. Al margen de esta precocidad insospechada, la visión que se da del sexo sigue una dicotomía muy clara: los hombres, infieles, viven para los ligues de una noche, acostarse con desconocidas en love hotels y despreciarse (o no) por ello; en cambio, las mujeres o son unas frígidas o están muy reprimidas sexualmente y la única que parece consciente de esto y lo combate a base de ser muy políticamente incorrecta juega con una ambigüedad muy peligrosa. Por si esto fuera poco, se da por sentado que el hombre en una relación debe alcanzar el placer sin que importe lo más mínimo el de la mujer... cuya mayor preocupación suele ser que no la abandone su pareja.

Relacionado con el sexo está el amor, sobre el que los personajes divagan con ahínco. En lugar de centrarse en la visión ñoña y utópica donde todo son corazones y flores por doquier, el autor ha optado por adentrarse en temas espinosos como la dependencia y el "hacer lo correcto". Desde que, con quince años, terminara la trilogía Memorias de Idhún, de Laura Gallego, le he dado vueltas al asunto de si se puede o no amar a dos personas al mismo tiempo. Y me satisface la visión que da el autor donde aunque se vende la idea de que sí se puede, la verdad es que queda muy claro en qué momento uno empieza a querer a una segunda persona pero sigue con la primera por una cuestión de responsabilidad, fidelidad, obligación y hasta cariño pero no por amor romántico y el conflicto personal que esto conlleva.
Lo que quiero es simple egoísmo. Un egoísmo perfecto. Por ejemplo: te digo que quiero un pastel de fresa, y entonces tú lo dejas todo y vas a comprármelo. Vuelves jadeando y me lo ofreces. «Toma, tu pastel de fresa», me dices. Y te suelto: «¡Ya se me han quitado las ganas de comérmelo!». Y lo arrojo por la ventana. Eso es lo que yo quiero.
Como adelantaba al principio, otro de los temas principales es la enfermedad mental y, en especial, el suicidio. Murakami le da un enfoque muy interesante contándonos como hay personas a las que les cuesta más encajar en la sociedad, como los fármacos no son suficientes para mitigar los síntomas y, lo más importante, como las personas que se etiquetan con un trastorno psiquiátrico pueden funcionar perfectamente y, de hecho, ayudar a otras, tanto con trastornos como sin ellos, no son ceros a la izquierda, ni dementes, ni psicópatas. Y aunque le da tantísima importancia (como, en efecto, tiene) al ambiente, también le reconoce su papel a la genética y a la agregación familiar de estas condiciones. Pero el autor no pone el foco exclusivamente en la psiquiatría sino también en otras enfermedades, terminales, que desembocan en resultados muy similares: seres queridos que se tuercen, que se rompen, que se ven obligados a cambiar y a moldearse a partir de la muerte de una madre, un amigo o una novia.
¿Por qué te gusta siempre este tipo de gente? Todos somos personas que nos hemos doblado en algún punto, que nos hemos torcido, que no hemos podido mantenernos a flote y nos hemos hundido deprisa. ¿Por qué no te gusta la gente corriente? A mí no me da esta impresión. No me parece que estéis «torcidos». La gente que a mí me parece «torcida» pasea por la calle tan campante.
Norwegian Wood es una lectura adictiva, de esas que te hacen pensar un poco dejándote una sensación agridulce al girar la última página. Todos los personajes importan, todos están trabajados y uno no puede evitar simpatizar con ellos incluso cuando toman decisiones erróneas.

Los Guardianes del Louvre

$
0
0
Tras descubrir tardíamente a Jiro Taniguchi con su obra El almanaque de mi padre, no podía esperar a seguir ampliando mi mangateca con otros de sus múltiples títulos. Y acabé rindiéndome ante su novedad más reciente, difícilmente obviable en las estanterías de cualquier librería especializada entre su tamaño, las páginas a color y... ¡el Louvre!


Me resisto un poco a escribir una sinopsis para este manga porque se trata de un encargo que realizó directamente el Museo del Louvre al mangaka Jiro Taniguchi. Evidentemente, que una obra nazca como fruto de un encargo no excluye la posibilidad de que esta tenga una trama susceptible de ser resumida pero en este caso... no creo que haya un argumento claro por lo que no puede haber tampoco sinopsis. Este tomo único funciona a modo de catálogo, divagación e historia sobre el museo. El protagonista no es más que un observador que comparte con nosotros sus descubrimientos y conocimientos pero su historia personal, además de tratarse de forma desmesuradamente superficial no es más que una excusa de Taniguchi para dar algo de linealidad al tomo que, en mi opinión, resulta innecesaria.

Los verdaderos protagonistas son, precisamente, los guardianes del Louvre, liderados por Niké de Samotracia que aunque se quiere quitar honores hablando de La Gioconda y la Venus de Milo es una de las obras insignia de este museo, siempre rodeada de una legión de turistas. La estructura de este volumen es bastante heterogénea con capítulos muy bien diferenciados pero no demasiado bien hilados. Jiro Taniguchi nos ofrece una breve introducción al viaje y al museo, con una representación muy fiel a la marabunta de gente de todas las nacionalidades que se agolpa a las puertas del museo y que abruma sin lugar a dudas a un visitante primerizo. Aunque más abrumadora aún resulta la cantidad de obras expuestas (¡y no expuestas!) en este museo que obligan al viajero o bien a dedicarle varios días a su visita o bien a renunciar a una parte importante de su catálogo.

Overbooking
Una vez pasada esta breve pero necesaria introducción, nos adentramos en la historia particular de un pintor francés del siglo XIX, Jean-Baptiste Camille Corot, admirado por el escritor japonés Roka Tokutomi, el cual leyó el protagonista años atrás. Pero esta retahíla de nombres nuevos no acaba aquí, Taniguchi sigue haciéndonos saltar de época y lugar, de pintor en escritor y de nuevo a otro pintor para seguir la huella que unos artistas imprimen en otros a través de los siglos y los distintos países encadenando finalmente el trabajo de un pintor francés del siglo XIX que, a su vez, estaría influenciado por otros, al de un escritor japonés del siglo XX.

Llegados a este punto, a parte del grandísimo sesgo que conlleva hablar solo de autores favoritos supongo que a título personal, me indignó encontrarme con un capítulo entero dedicado a Vincent van Gogh que jamás ha visto su obra expuesta en el Louvre ya que pertenece a los movimientos de vanguardia, por lo que su obra en París está expuesta en el Museo de Orsay (y eso sin contar claro con que la mayoría de sus cuadros, bocetos y grabados se encuentran en el visitadísimo Museo Van Gogh, en Ámsterdam, ya que el famoso pintor era neerlandés).


Para mí, el mejor capítulo sin duda alguna es el que trata sobre el monumental desalojo que tuvo lugar en el museo durante la ocupación nazi, en un recrudecimiento de la segunda guerra mundial cuando los alemanes invadieron Francia. Creo que nunca le había dedicado un segundo pensamiento a la expoliación artística que tuvo lugar durante la guerra y a lo que eso pudo suponer para los verdaderos amantes del arte, como desde luego fue Jacques Jaujard, el entonces subdirector del Museo Nacional de Francia.

Como veis, Los Guardianes del Louvre actúa a modo de catálogo muy sesgado de algunas obras célebres (y otras no tanto) expuestas en el museo, también sobre su historia (enfatizando lo sucedido durante la segunda guerra mundial) y se convierte en una pasarela por la que desfilan personajes célebres amantes del arte en cualquiera de sus formas que estuvieron relacionados de una u otra forma con el Louvre o con la pintura francesa en algún momento de su vida. Personalmente, esta aleatoriedad me molesta y mi decepción se acentúa debido a la superficialidad imperante a lo largo del tomo: Taniguchi quiere abarcar mucho en muy poco espacio y al final ni consigue hablar de muchas cosas (como reflejo de lo inmenso que es el catálogo del Louvre) ni tampoco mucho de ninguna de ellas. Y, por si eso fuera poco, gran parte del tomo se centra en localizaciones y artistas que poco tienen que ver con el museo que da nombre al cómic.


No niego que ha sido una lectura instructiva que incluso me ha emocionado en algunos momentos pero tampoco puedo evitar pensar que el autor no supo encarrilar esta petición tan inusual con lo que quiso mezclar toda una serie de preferencias personales con una historia ficticia superflua y algo de rigurosidad histórica en un argumento muy mal hilado.

Patata

$
0
0
Para variar un poco, hoy vengo a hablaros de un webcómic activo que, por difícil que parezca de creer, se actualiza con regularidad. Patata comenzó como parte del reto MeInDiCo'15, en el que los autores participantes se proponían publicar una página de cómic diaria durante el mes de marzo. Gurrupurru cumplió con el total preestablecido de 30 páginas el 1 de abril pero, para entonces, ya se había encariñado lo suficiente de su nueva obra como para no estar dispuesto a colgar los lápices ahí. A día de hoy, hay ya 80 tiras publicadas repartidas en 9 capítulos y la historia, lejos de degenerar, es cada vez más interesante.


Penélope vagabundea por un desierto sinfín en un mundo arrasado del que parece la única superviviente. Un buen día, se encuentra con Patata, una especie de híbrido entre humano y pájaro, con alas y patas de pato. Al principio, la ignorará convencida de que es producto de su fantasía pero pronto empatizará con su soledad, que ambas comparten y que pueden ayudar a mitigar la una a la otra.

Cualquier cosa que diga de este webcómic no le va a hacer justicia porque está impregnado de una dulzura que es difícil de reflejar en una reseña. Aunque el autor nos sitúe en un mundo post-apocalíptico, Patata es una historia íntima donde adquieren especial relevancia los sentimientos, anhelos y arrepentimientos de las protagonistas. Por lo tanto, el lector se encontrará conversaciones casuales sobre qué es la soledad o qué puede motivar a una persona a seguir viviendo (o a dejar de hacerlo). Otro tema recurrente es el de la maternidad aunque, por encima de todo, diría que Patata es un cómic sobre amistad y confianza.


Y, como siempre, los personajes de Gurrupurru se caracterizan por una mezcla entre inocencia e inusitada introversión que le da un toque especial (extra) a esta historia. Hasta el momento, las protagonistas y únicos personajes del webcómic son Penélope y Patata: ambas comparten una soledad inconmensurable pero la primera lidia con ella con estoicismo y pragmatismo mientras que la segunda la afronta con un optimismo algo delirante.

En cuanto al arte, en esta ocasión el cómic está teñido de una tonalidad sepia que muta a tonos azules para los flashbacks y a un color espectacular para los sueños. Como podéis ver en las viñetas que he utilizado para ilustrar la entrada, el estilo de Gurrupurru es sencillo e infantiloide, pero el grosor de las líneas no le impiden dotar de detalles a sus páginas y, en especial, de expresiones muy bien caracterizadas que evocan de forma sobresaliente alegría, tristeza, preocupación, interés, enfado... Encuentro el dibujo mucho más refinado que en El artista y la musa.

Pene es muy buen personaje pero Pata se la come todo su protagonismo
A poco que os llame la atención, yo de vosotros no dudaría en darle una oportunidad. Se lee en un santiamén y está disponible gratuitamente en subcultura. Eso sí, yo no puedo esperar a que Gurrupurru se anime a editarlo en papel... es de esas historias que no me importa pagar un pico a cambio de poder añadirlas a la estantería.

Películas primaverales

$
0
0
A partir de abril tuve que renunciar a lo de ver una película a la semana pero eso no significa que la única que haya visto desde entonces fuese Inside Out.


Encabeza la entrada Don Jon, dirigida, guionizada y protagonizada por Joseph Gordon-Levitt, actor al que puede que le esté siguiendo la pista después de ver Inception y (500) días juntos. De hecho, creo que ese fue el único motivo por el que decidí verla porque ni siquiera sabía de qué iba. Pues bien, me fui a encontrar con un cani y una choni de esos de manual. Jon reparte su tiempo entre el gimnasio, la iglesia, el porno, la limpieza y la discoteca. Así tal cual. Está tan acostumbrado a masturbarse mientras imagina que una de las chicas perfectas de los vídeos porno que tanto le gustan le hacen una mamada que es incapaz de disfrutar con el sexo real. Nunca se cansa de acostarse con una mujer diferente cada noche y siempre escoge a la más atractiva, la que tiene las tetas más grandes, el culo más firme, el maquillaje mejor colocado. Pero lo que realmente le ayuda a desfogarse es masturbarse todos los días, sin fallar nunca a su cita, ni siquiera cuando acaba de acostarse con su último ligue.

Al margen de que discute sin cesar con sus padres y de que su obsesión podría considerarse patológica, su rutina le hace feliz y no tiene ningún problema serio al respecto hasta conocer a Barbara (la choni de la que hablaba al principio).

Aquí Joseph Gordon Levitt se la saca haciendo una crítica bestial de las películas románticas que típicamente gustan tanto a las mujeres porque les hacen llorar, sufrir, suspirar y anhelar romances idealizados de otra época, una que probablemente nunca existió ni existirá más allá de la ficción. Hasta donde yo sé, el actor/guionista/director es un reconocido feminista (o alguien que sabe lo que verdaderamente significa este término porque estoy bastante segura de que todos los hombres que leéis mi blog lo sois también) y en esta película hace un despliegue de feminismo encomiable en que carga contra las mujeres machistas sin ninguna piedad a la par que se jacta de la publicidad machista y de la sexualización y objetificación de la mujer en los medios de comunicación


Desde que se estrenó, el número uno de mi lista de pendientes era Samba, que me brindaba una oportunidad ideal para ir habituándome al francés (con subtítulos claro). Además, Intouchables me encantó en su momento con lo que esperaba bastante de sus directores en este nuevo estreno. Como siempre, las expectativas jugaron en mi contra. Debo confesar que no estaba nada familiarizada con la realidad de los inmigrantes en Francia (a veces parece que España es un desastre para todo y que los países más al norte sean fantásticos y maravillosos pero todos acabamos teniendo los mismos problemas o muy parecidos). No sé hasta qué punto me parece un desperdicio que la película esté enfocada como una comedia cuando, en realidad, todo lo que ocurre es bastante dramático. De acuerdo que el sentido del humor es importante y que tampoco es plan de ir al cine a llorar pero con tanto chiste uno se arriesga a ridiculizar un tema muy serio. El romance... pues no sé, me parece demasiado conveniente. De hecho, diría que toda la película en general es demasiado conveniente, cruzando la raya invisible de lo que yo personalmente considero asumible. Os echaréis unas risas (al menos yo lo hice), si os contentáis o no con el final ya es costa vuestra.


A la semana siguiente de su estreno fuimos a ver la nueva entrega de Avengers, Age of Ultron. Como siempre, entretenida e incoherente a partes iguales. Aún así, y si la evalúo en el contexto de la última tanda de películas de Marvel, creo que prevalece entre todas las demás. Como siempre también, me lo pasé muy bien viéndola, se me pasaron las más de dos horas de rodaje sin darme cuenta. Una de las cosas que me gusta mucho de las películas Marvel es que no suele haber una división clara de "buenos" y "malos". Es decir, es evidente que hay héroes y villanos pero no es un todo o nada. Y la división interna entre los vengadores que, de hecho, se hizo patente desde el principio, es cada vez más evidente, supongo que sentando las bases para la civil war que está por venir (¡el año que viene!). El tema central de esta entrega es precisamente la inteligencia artificial, muy explotada en el mundo cinematográfico, y cómo esta podría interpretar la actualidad mundial y actuar en consecuencia. Al margen del tema de estos robots, que puede estar mejor o peor llevado, mi parte favorita de la película es el hecho de que todos los vengadores deban lidiar con sus miedos más profundos. Además, profundiza en los dos personajes menos explotados hasta ahora de la franquicia: Ojo de Halcón y Viuda Negra, cuyos flashbacks e historias paralelas me sorprendieron para bien; creo que hacían mucha falta. Una película muy disfrutable que deja con las ganas de la siguiente, como siempre.


Recuperando el ritmo de meses anteriores, retomamos las nominadas (y ganadoras) a los Óscar con Still Alice, título muy mal adaptado en España como Siempre Alice (que, en mi opinión, desvirtúa totalmente el mensaje de la película). Si bien la actuación de Julianne Moore como Alice es excelente, la película deja mucho que desear. Nada más comenzar, nos encontramos con síntomas subclínicos de las primeras etapas de la enfermedad de Alzheimer. El diagnóstico aterriza como un meteorito desde la introducción y, como espectadores, asistimos a las reacciones de marido e hijos. Curiosamente, la película (e imagino que el libro en que se basa también) ignora el conflicto que conlleva ser genéticamente diagnosticado con esta enfermedad cuando ni siquiera ha debutado y se centra únicamente en Alice y en su rotunda negación a aceptar lo que le ocurre. Me parece un personaje magnífico, no así su familia, bastante poco comprensiva. Se dan algunas pinceladas de la etiopatogenia del trastorno y de la falta de tratamiento. Es protagonista el conflicto interno de Alice que, a mi modo de verlo, se resuelve de la peor de las maneras dejando un regusto amargo cuando desfilan los créditos. 


De nuevo con los estrenos, pude gozar de la que probablemente sea la mejor película (hasta ahora, que a finales de año empezarán con la maratón de peliculones para los Óscar) de 2015: Mad Max - Fury Road. Estuve mordiéndome las uñas durante semanas después de leer docenas de tweets que la ensalzaban como el mejor filme del año y muchos artistas que la honraban con fantásticos fanarts. Como siempre, tenía cierta inquietud de que el hype fuese injustificado (como en tantos otros casos) pero no, Fury Road es genuina.


No quiero ser repetitiva ni elogiar algo que debería ser la norma y no la excepción pero esta secuela es casi una reivindicación del feminismo y no lo necesitaba para ser un peliculón pero es ambas cosas y es magnífica. Los guionistas juegan con un escenario post-apocalíptico en el que se desarrollan el lavado de cerebro, el monopolio y la esclavitud bajo una tiranía extrema. La película es descarnada, con muchas escenas e implicaciones crueles y sádicas que se suceden una tras otra sin darle un respiro al espectador. Mad Max es una orgía de violencia explícita, persecuciones y pura locura que solo puede dejarte pegado a la silla con la boca abierta durante dos horas. Las distintas tribus, los rituales, los vehículos, las localizaciones, las ropas, las armas, las enfermedades, todo está cuidado hasta el último detalle. Por otro lado, aunque sí es cierto que los principales tiranos son personajes demasiado planos, el resto de personajes vive continuamente en un conflicto interior, donde cualquier elección tiene repercusiones negativas y entran en juego sentimientos más complejos como el orgullo, la ambición, la venganza o el mero instinto de supervivencia. No me quiero alargar más con mi comentario... vedla, merecerá la pena.


Y, aunque no me enorgullezco de ello, contribuí para que Jurassic World se haya convertido en una de las películas más taquilleras de la historia (y subiendo). La trama, por llamarla de alguna manera, es un insulto a la inteligencia de los tele-espectadores. Ni siquiera se molestan en explicar cómo es posible que el parque tirara adelante después de todo lo que ocurrió en las entregas anteriores de la franquicia. Los personajes no tienen ninguna clase de carisma, componen el elenco un crío insoportable, un adolescente retrasado, una de las mujeres más inesperadamente estúpidas, ingenuas y ridículas de la historia del cine, un ecologista con complejo de héroe, un multimillonario inconsciente y demagogo, un señor militar mezquino y tonto y un científico brillante y frío. Son tantos clichés poco desarrollados en tan poco tiempo que uno empieza a temer por su salud mental. Pero ya, si a una le da por autoflagelarse con la rigurosidad científica es harto difícil evitar múltiples bufidos de indignación en la sala (no profundizo en este tema para no hacer spoilers). Por último, añadir que no hace falta haber visto las tres primeras entregas de la franquicia para darse cuenta de que los guionistas no dejan de apelar a la nostalgia colectiva así que puedo entender todos esos récords de taquilla si pienso en lo que representó en su momento Jurassic Park... pero nada más. La película en sí misma no se sostiene por ninguna parte y, de hecho, parece que se recree en la ignorancia y la incoherencia.


Y, ya para terminar, me vuelvo a mi lista de pendientes con un título que ha pasado bastante desapercibido en la cartelera: Nightcrawler. Después de esperar tantos meses para verla mi expectación fue creciendo sin que me diese cuenta y, como suele pasar en estos casos, me ha decepcionado terriblemente. Mi desilusión no me impide reconocer que es una buena película, con un guión interesante y bien hilado. Es solo que esperaba algo mejor. Por un lado, tiene un ritmo demasiado pausado para mi gusto, alargando los minutos de metraje hasta las dos horas. Por el otro, creo que se ha exagerado en exceso la personalidad psicópata del protagonista distanciando mucho al espectador de lo que ocurre y exhibiendo unos diálogos que tanto podría calificar de brillantes como de anodinos. Aun así, la magnífica crítica subyacente, la cínica venta de tragedias ajenas, la manipulación de la verdad en pos de la audiencia y un conjunto de obsesiones enfermizas construyen en su conjunto un filme muy recomendable. Una película curiosa para acabar con esta tanda.

Pluto

$
0
0
Hace ya cinco años que leí 20th Century Boys y, aunque tengo varios tomos de Billy Bat en casa (que diría que van a caer más pronto que tarde), no había vuelto a leer nada de Naoki Urasawa hasta ahora. Hacía tiempo que le tenía el ojo echado a Pluto pero esperaba una buena oferta para hacerme con ella del tirón.


Montblanc, uno de los robots más avanzados y poderosos de todo el mundo, es brutalmente asesinado. Su muerte conmociona a la humanidad, ya que se trataba de un robot amado por muchos. De forma simultánea, el activista por los derechos de los robots Bernard Ranke es asesinado en su domicilio. En ambos casos, el agresor ha clavado lo que tenía más a mano en las cabezas de sus víctimas, a modo de cuernos. El inspector alemán robótico Gesicht, de la Europol, es asignado a ambos casos, que se creen perpetrados por el mismo agresor. Sin embargo, sólo un robot podría haber acabado con Montblanc mientras que la ley robótica prohíbe matar humanos... como Ranke.

Empecé a leer Pluto sin tener ni idea de su argumento y con la muy vaga idea de que era una especie de oda a Astroboy. Es por eso que el mero hecho de que Gesicht sea también un robot, un dato que se revela en el primer capítulo, ya me dejó boquiabierta. En ese sentido, Pluto es una lectura inmersiva sin ningún preámbulo en la que tan solo descubrimos hasta qué punto los robots se han integrado en la sociedad a base de noticias escuchadas de fondo (leídas en un rincón de una viñeta) o a diálogos casuales que no son relevantes para la trama en sí sino más bien para situar sutilmente al lector en el futuro que nos plantea Urasawa.


Como ya me pasara con 20th Century Boys, desde que empecé hasta que terminé este manga tuve una sensación como de intranquilidad, quizá acentuada por una de esas casualidades misteriosas que hizo que justo el día en que me decidí a abrir su primer tomo el doodle de google estuviese dedicado al 229º aniversario de la primera ascensión al Mont Blanc, siendo este el nombre del primer robot asesinado que aparece en el cómic. Pero, con coincidencia o sin ella, Urasawa se desenvuelve a la perfección en este tipo de tramas que se sustentan en la insinuación y la ambigüedad, que permiten mantener al lector en vilo hasta el final. Se sirve de escenas borrosas, contornos poco definidos, nombres en clave que no designan nada en concreto pero que aparecen de forma reiterada a lo largo de la obra como el consabido Bora... y va arrojando respuestas al lector de modo que no se sienta defraudado pero siempre guardándose alguna pieza del rompecabezas para mantener la intriga. En mi opinión, se trata de un equilibrio muy precario que pocos autores saben manejar, y Urasawa es uno de ellos claro.


Pero, más que la trama policíaco-detectivesca en sí, lo que más me ha gustado del manga son las divagaciones sobre qué diferencia un humano de una inteligencia artificial "perfecta". Para empezar, el autor se sustenta en las tan explotadas leyes de la robótica de Asimov (¿alguien dijo genio?), en especial en aquella que dicta que un robot no puede, bajo ninguna circunstancia, matar a un ser humano. Pero por mucho que esta sea una de las primeras normas del manga que introduce, acto seguido nos presenta a Blau 1589, el primer y único robot de la historia en cometer un asesinato. No solo eso sino que la investigación de las muertes sucesivas tanto de robots famosos como de humanos ligados a su desarrollo y derechos parece apuntar a un ente robótico, por imposible que ello pueda parecer.

Es en este punto cuando entran en escena Astroboy y su hermana Uran que parecen más humanos que los propios humanos. Para mí, la verdadera historia de este manga no es quién es el asesino, qué es Bora o qué se esconde tras el apocalíptico sobrenombre de Pluto sino más bien cómo distintos robots de última generación interaccionan con las personas y evolucionan. ¿Puede un robot soñar? ¿Llorar? ¿Amar? ¿Tener hijos? Desde el punto de vista de un ingeniero, ¿cuál es la última frontera para desarrollar un robot perfecto? Es más, ¿qué se puede considerar perfección? Para algunos puede que sea un ente capaz de cualquier cosa pero, para otros, quizá sería uno que simule perfectamente el comportamiento humano y que, por lo tanto, sea indistinguible de nosotros mismos.


A este respecto, un tema central de Pluto es la guerra. La guerra de las grandes potencias, la que tiene propaganda, en la que se siegan muchas vidas inocentes, en la que hay muchos intereses cruzados. Al fin y al cabo, Osamu Tezuka vivió de primera mano la Segunda Guerra Mundial y Naoki Urasawa le homenajea, en parte, reflejando el horror que representa este tipo de conflicto ya no solo desde el punto de vista humanitario tradicional sino también desde el robótico. Una más de las ideas brillantes que aparecen en Pluto es la escenificación de un claro estrés post-traumático (aunque nunca se mencione como tal)... ¡desarrollado por robots! Por si todo esto fuera poco, el autor también se explaya en cuestiones de racismo, con un escenario tan espléndido para retratarlo al haber una dicotomía tan clara entre humanos y robots (una frontera que nunca podremos alzar entre etnias distintas).

A pesar de que las interesantes reflexiones filosóficas estén acompañadas de una trama trepidante, lo cierto es que Urasawa me ha decepcionado en cierto modo por varios detalles algo descuidados como la reiteración de ideas clave que, al final, se me hizo pesada e innecesaria. No hacía falta que lo diese todo tan masticado para que pudiese entenderse. En cambio, hay una parte de la trama que desde el primer tomo se mantiene en una intriga absoluta y que, aunque se soluciona en la última escena, nunca llega a explicarse del todo. También hay ciertos detalles de los robots legendarios que se mencionan en el cómic que van más allá de lo que uno puede concebir como factible y eso, para mí, le resta enteros a una historia hasta entonces muy rigurosa y realista.


Por último, me gustaría aclarar que nunca he visto ni leído Astroboy, que es algo que me preocupaba ligeramente antes de empezar a leer Pluto. Puedo decir ahora con perspectiva a todos los que se encuentren en mi misma situación que no os vais a perder nada de la historia por no conocer su predecesora. Básicamente hay muchos guiños y los diseños de personajes, aunque se ajusten al cien por cien al estilo de Urasawa, son adaptaciones de los originales de Tezuka. Además, casi todos los tomos tienen al final un par de páginas en los que distintos autores y editores comentan cómo vivieron la publicación de Pluto para el aniversario de Astroboy, todo un acontecimiento en Japón.

Como espero haber reflejado en esta reseña, Pluto es un manga breve pero denso, enigmático pero nítido en su desenlace y, sobre todo, rico en temáticas y reflexiones que, por mucho que se construyan en un futuro intangible, se pueden trasladar sin ningún problema a nuestra realidad actual.

Viernes 11: Mariposas y Venus

$
0
0
Quizás alguno/a de vosotros ha percibido una pausa más prolongada de lo habitual en el ritmo de publicaciones de Morphallaxis. Aunque empezó por una simple falta de tiempo derivada de una semana de trabajo intenso, se acabó solapando con un viaje relámpago que he hecho a la capital austriaca con la excusa de que a la semana siguiente atendía a una summerschool en Innsbruck. En esta ocasión retomo el formato original de crónica diaria con el que os contaba mis viajes al inaugurar el blog en lugar de seguir con mi intento de hacerlo más temático. Sin más preámbulos...


Estaba yo en el aeropuerto de Barcelona, sola, unas dos horas antes de que saliera mi vuelo, haciendo cola por primera vez tras varios años en el mostrador de facturación. Si yo trabajase en un aeropuerto creo que ya habría escrito una novela (¡o una saga!) que tuviese lugar en uno. Es como un mundo a parte. Algo que me maravilla es que siempre hay gente que llega con el tiempo increíblemente justo ignorando todos los consejos habidos y por haber. En esta ocasión hubo un hombre que se acabó saltando la cola kilométrica porque es que perdía el avión. A otros los hicieron pasar a otro mostrador sin cola también porque faltaba poco para que despegara su vuelo. Si yo fuera tan al límite me daría un ataque de nervios... Y cuando ya has facturado, tienes que pasar el control de equipaje y, como no, me tuvieron que parar. No sé cómo me lo monto pero me paran casi siempre y eso que no llevo nunca ni reloj, ni pendientes, ni collares, ni cinturón, ni monedas, ni nada de lo que se supone que te hace pitar. Para mí, pasar el maldito control siempre será uno de los peores malos tragos a los que me enfrento al coger un avión... y todo es como mil veces peor si viajo sola. Esta vez fue el colmo de la mala suerte porque dejé mi mochila y mi portátil (a parte, fuera de la mochila, como indican las normas) en la cinta y me puse a hacer cola para pasar por el control y, cuando ya me faltaba poco, me dijo uno de los trabajadores que tenía que quitarme las botas (¿botas en septiembre con el calor infernal que hace? Sí, porque en Innsbruck no hace tanto y no me cabían en la maleta) y en lo que tardé en dejarlas en la cinta, ya me habían quitado el sitio y tuve que volver a hacer la cola y veía mi portátil cada vez más lejos y desprotegido. Y encima me paran al pasar y me hacen esperar a que haya alguien libre para pasarme una maquinita que mide... qué sé yo ¿metal?¿explosivos? Después de unos minutos que se me hicieron eternos conseguí recuperar todas mis pertenencias y pasar a la parte interior del aeropuerto con menos tiempo de anticipo del que esperaba. Me dio el tiempo justo de comprarme algo caro nivel aeropuerto de beber/comer.


El viaje muy tranquilo, sin turbulencias ni dolores de cabeza indeseados, no sé por qué en los aviones tienen DE TODO y no pueden llevar también leche para ponerle al café. Me parece tan absurdo que estoy casi convencida de que tiene que haber una explicación razonable que justifique que no se pueda subir leche a un avión. Como siempre también, aunque el vuelo fue bien, la gente a mi alrededor no dejaba de dar por culo, en especial el señor muy alto de delante echando el asiento para atrás y el señor muy alto de detrás echando las piernas hacia delante y dándome golpes en las mías y en mis pies. Constantemente. Como no (de nuevo), al aterrizar y recuperar mi maleta (a la primera, esto sí) justo perdí el tren que me llevaba al centro de la ciudad, uno que pasa cada media hora. Entre unas cosas y otras tardé la vida en llegar a Pilgramgasse, mi parada de metro y, al salir, estaba bastante desubicada. Es aquí cuando comprobé por primera vez la amabilidad austriaca: una señora mayor con el carro de la compra se me acercó, miró mi mapa y me empezó a hablar en alemán con efusividad y por más veces que le dije "Sorry, I don't speak German", ella siguió hablando y, con gestos, me dio a entender que la siguiera. Aunque la señora giró a la derecha en un punto en que había que girar a la izquierda, en general, gracias a ella encontré rápido el camino correcto y, al final, entre unas cosas y otras, tardé algo más de dos horas en llegar a mi apartamento desde el aeropuerto.


Pero bueno, ya instalada, a pesar de que eran las tres de la tarde pasadas y a sabiendas de que en Viena todo cierra a las seis (y media como mucho), me fui caminando hacia el Burggarten vía Mariahilfer Straße (2,5 km) para entrar en el Palmenhaus donde se encuentra el Schmetterlinghaus, es decir, una casa de mariposas ♥ Es el tipo de visita idónea para cuando una viaja sola y le gusta ver bichitos con calma. El sitio es bastante pequeño porque solo ocupa como una tercera parte de la totalidad del edificio del Palmenhaus pero está muy bien aprovechado, yo le di unas tres vueltas e hice setenta fotos en unos 35 minutos. Para ser Viena, no era caro, la entrada de estudiante me costó 4,50€ (la de adulto eran 6€). Además de las mariposas, el recinto está repleto de plantas tropicales con muchísimas flores de todos los colores y estoy segura de que más de uno ha disfrutado más de la vegetación que de las mariposas en sí. Pero la "decoración" no se limita ahí, también hay unas estatuas como de indígenas repartidas por el espacio, un pequeño lago, su correspondiente mini puente y un tronco hueco por dentro con una escalera para subir a un pequeño mirador desde el que hacer más fotos. Según la página web hay unas 400 mariposas en el recinto de unas 40 especies distintas. En algunos puntos la vegetación es bastante densa así que, por supuesto, yo no vi tantas mariposas y la lástima es que la mayoría que estaban quietas eran unas grandes y marrones no muy agraciadas. Quizá lo peor es que hay varios carteles explicativos sobre el ciclo vital de las mariposas y demás pero está todo escrito exclusivamente en alemán (como casi todo en Viena) así que ni idea de si los paneles eran interesantes o no. Con todo, me gustó mucho la visita y fue una inmejorable forma de empezar mi turisteo por la ciudad.


Por la zona (cerca del Museumsquartier) y la hora (casi las cinco de la tarde), decidí ir al Naturhistorisches Museum Wien o, lo que es lo mismo, el Museo de Historia Natural de Viena (el alemán hace que todos los nombres parezcan jeroglíficos). Como en todos los museos de este tipo, hay una gran variedad de ítems expuestos organizados por disciplinas. Así, la visita comienza por una serie de salas dedicadas a la geología, con vitrinas y más vitrinas llenas de trocitos de cuarzo, amatista, mármol, ónice, y un infinito etcétera a los que, sinceramente, no hice mucho caso. Más adelante, y cambiada de sitio debido a una reorganización del contenido de las salas del museo cuya principal repercusión era el cierre de un par de ellas, se encontraba la famosísima Venus de Willendorf, de la que tengo constancia desde hace muchos años. Esta figurilla de apenas once centímetros de largo (increíblemente pequeña teniendo en cuenta toda la atención que ha recibido desde su descubrimiento en 1908) es famosa debido a su antigüedad, unos 25.000 años. Da una idea muy precisa de cuáles eran los atributos femeninos más deseables durante la Prehistoria. Acto seguido continuaba la parte más "geológica" con una exposición muy considerable de meteoritos que, si no recuerdo mal, puede que fuese la más grande de Europa (¿o del mundo?). Y, más adelante, acabando con este ala del museo, todo un pasillo repleto de fosiles finalizando en la sala de los dinosaurios con unos esqueletos gigantescos y una réplica semi-móvil y un poco amenazante de un Allosaurus fragilis (que me gustaría a mí saber de dónde viene ese "fragilis" porque no lo parecía...).


Antes de entrar en el ala opuesta se me acercó uno de los guardias del museo con ganas de charlar, me preguntó que de dónde era y me explicó que se había casado aquí en España hace 18 años, muy feliz el hombre. Al otro lado, y haciendo un recorrido inverso debido a la reestructuración de salas que comentaba antes, había un par de salas dedicadas a la taxidermia en las que casi vomito allí mismo tras ver en directo una vitrina con un cadáver que estaba siendo devorado por no recuerdo qué tipo de bicho asqueroso que se usa específicamente para "limpiar" el interior de los animales que se quiere exhibir más adelante (que es una costumbre que, per se, ya me disgusta...). Más adelante, se encuentra la sección antropológica, quizá la más acorde a mi formación, con sendas explicaciones sobre la similitud entre primates y demás. Cuando acabé con la planta baja volví a saludar al guardia de antes, que me dijo que la próxima vez que viniese al museo dijese que venía de su parte que la entrada me saldría gratis (es una pena que no fuese capaz de entender su nombre, el alemán es un idioma imposible). Finalmente, subí a la planta superior que estaba dedicada, en su mayoría, a los animales (así, en general), ordenados por taxones, empezando por medusas y demás seres marítimos, dando paso a aves, reptiles y diría que mamíferos... aunque también había un rincón dedicado a parásitos que infectan humanos como Plasmodium spp. (malaria) o las tenias. Pero la verdad es que cuando apenas había visto un par de salas sonó el primer anuncio de que el museo estaba a punto de cerrar así que, después de todo, solo vi medio museo.

A estas alturas eran ya las seis y media de la tarde y había tenido un día suficientemente intenso por lo que recorrí mis 3km de vuelta a casa y me desplomé en la cama hasta el día siguiente.

Empieza la cuenta atrás...

$
0
0
Mi falta de tiempo últimamente es exasperante pero no quería dejar pasar este mes sin recordaros que justo hoy falta un mes para que dé comienzo la XXI edición del Salón del Manga de Barcelona. Desde mi última entrada sobre el tema, se han ido revelando nuevos detalles sobre el mismo, a destacar:


Nuevos autores invitados

No contentos con traer a Inio Asano, desde Norma Editorial han invitado también al mangaka Tetsuya Tashiro, autor de su nueva, y esperada por muchos, licencia Akagame ga Kill! Y, hablando de Asano, Norma sigue dándole vidilla a los últimos días de espera para el salón anunciando la inesperada licencia de ¡Dead Dead Demos Dededede Destruction! Y digo inesperada no tanto porque no viese plausible la llegada de este manga a nuestro mercado sino porque no lo esperaba tan pronto.

Por otro lado, aprovechando el tirón de la séptima entrega cinematográfica de la saga Star Wars, a punto de estrenarse, nos honrará con su presencia Tsuneo Sanda, famoso ilustrador de carteles, pósters y hasta adaptaciones al manga de la franquicia. De hecho, con ocasión de su visita, una de las exposiciones del salón girará en torno a la Guerra de las Galaxias y reunirá tanto ilustraciones como merchandising variado de la saga comercializado exclusivamente en el mercado nipón, bajo el nombre de Star Wars Japan.

Parte de ese merchandising 100% japonés
Concursos

Por otro lado, han empezado ya dos votaciones populares clásicas del evento: el concurso manga de Norma Editorial y los premios del salón organizados por Ficomic.

Norma sigue la tónica de las últimas ediciones subiendo las primeras ocho páginas de los veinte finalistas en su plataforma de cómic digital CIMOC. Tenéis tiempo hasta el 18 de octubre para participar en la votación popular y, finalmente, un jurado compuesto por miembros de Norma escogerá al ganador en función de lo que mejor encaje con su línea editorial. En otras ediciones ha habido un paso previo en que se han mostrado un número reducido de finalistas más votados de forma popular pero no me queda claro si este año se hará o no.

De la misma forma, Ficomic organiza como todos los años otra votación popular para premiar a los mejores títulos tanto de manga como de anime publicados/emitidos durante el último año en España (desde el 1 de septiembre del 2014 hasta el 31 de agosto de 2015) así como a fanzines y al mejor "autor vivo de manga de cualquier género y época". En este caso, la votación estará abierta hasta el viernes 16 de octubre.

Imagen tomada de la página web oficial de Ficomic
A estas alturas es de esperar que no quede mucho más por ser revelado y que las distintas editoriales se guarden las licencias que les queden para anunciarlas durante la celebración del salón.

Orange is the new black (1st season)

$
0
0
Hace un par de años que el nombre de esta serie resuena en todas las redes sociales y, tras el vacío que me dejó Mr.Robot (que algún día reseñaré, o no), acabé optando por esta serie tan... particular. Orange is the new black juega con todos los prejuicios que hayáis podido tener alguna vez sobre la vida en la cárcel con tres detalles que la hacen imprescindible: primero, tiene lugar en una prisión femenina; segundo, la protagonista es una chica "afortunada" con un prometido, un título universitario, una casa, un negocio... lo que la hace contrastar radicalmente con el resto de reclusas; tercero y más importante, las historias de las presas están contadas en clave de humor.


Desde el primer capítulo los guionistas ya empiezan a parodiar prejuicios brindándonos diálogos de lo más cómicos. Piper, rebautizada con su apellido Chapman, se encuentra con una tremenda segregación racial, aparentemente solo debe interaccionar con mujeres blancas si no quiere buscarse problemas. Aunque, evidentemente, se los busca igualmente nada más entrar. Su aspecto, su carácter, su indiscreción y su evidente debilidad la ponen en el punto de mira de toda la prisión en menos de veinticuatro horas con lo que deberá aprender a base de palos cómo debe una comportarse si espera sobrevivir y, sobre todo, evitar el aislamiento.

Pero, evidentemente, nada más comenzar, todos los espectadores se preguntan qué demonios pudo hacer una chica que parece tan inofensiva como Pipes para acabar en la cárcel. Los guionistas no se hacen de rogar introduciéndonos la "fase rebelde" de la protagonista en la que tomó una o dos malas decisiones... como todas la reclusas en Litchfield. Que también tienen su protagonismo episódico, con cada uno de los capítulos mostrándonos flashbacks que revelan cómo acabó cada una de ellas en la cárcel.


Una de las cosas que más me ha sorprendido de esta serie es lo perturbados que están los personajes masculinos que aparecen en ella, en especial, el personal de la cárcel. Ni siquiera me había planteado que los trabajadores de una prisión femenina pudiesen ser hombres... entre los que, en esta serie, se cuentan un pervertido perturbado y mezquino, un homófobo impotente y un príncipe azul egoísta y ridículamente ingenuo, aunque a veces parece que la administradora de la prisión se lleve la palma con sus tejemanejes.

Al estar ambientada en una penitenciaría es inevitable que se traten temas como las drogas, la pobreza, el abuso, la homosexualidad o incluso los trastornos psiquiátricos pero, mucho más allá de eso, la serie abarca también la transexualidad, la religión, la (in)fidelidad y la maternidad. Aunque, como decía al principio, para mí lo mejor de Orange is the new black es su humor, que te hace soltar al menos una carcajada en cada episodio, la serie no está exenta de drama humano y es imposible no empatizar con algunas de las reclusas en más de una ocasión, salvando las distancias. Piper en especial es todo un rompecabezas con sus debates internos, su indecisión, su hipocresía, su introspección... y su arrepentimiento. A ratos la admiras, a ratos la compadeces, a ratos la odias y, en ese sentido, me parece un personaje muy bien construido.


Evidentemente, otro de los puntos fuertes de la serie es que no se centra exclusivamente en la cárcel sino que nos ofrece el día a día de los que han quedado fuera de ella, en especial del prometido y la mejor amiga de Piper, que deben seguir con sus vidas a pesar de que la de ella vaya a estar en stand by durante más de un año. Y ahí reside uno de los puntos claves de Orange is the new black, en que mientras entendemos lo crucial que es haber visto una gallina en el patio de la cárcel, también comprendemos que para Larry lo más importante sea celebrar su logro laboral personal. Nuestra felicidad es siempre relativa y solemos construirla a base de compararnos con los demás por lo que comprender el entorno de alguien es vital si aspiramos a comprenderlo como individuo. Y esto no siempre es fácil.

No recuerdo ninguna otra serie con tal cantidad de personajes entrañables y de escenas para enmarcar. El elenco se escogió con muchísimo acierto, con unas actuaciones soberbias encabezadas por la expresividad infinita de Piper seguida de cerca por Nicky, Pennsatucky, Taystee o Crazy Eyes.

Sábado 12: De catedrales y museos

$
0
0
El sábado me desperté bien pronto, con la idea de plantarme en la Stephansdom cuánto antes para aprovechar el día así que no eran ni las ocho de la mañana que yo ya estaba camino al centro (¡andando de nuevo!). Llegué tan pronto a la Catedral de San Esteban que ni siquiera habían abierto toda la parafernalia turística (tienda de souvenirs, indicaciones para las visitas guiadas, subida a una de las torres...), de hecho, lo primero con lo que me topé fue un cartel que rezaba «Today no cathedral tour, thank you for your understanding» que me generó una mezcla entre frustración y resignación instantáneas pero que, milagrosamente (todo muy religioso), no acabó con mi ánimo matutino.


En vista de que no tenía nada que hacer dentro de la catedral (ni siquiera fotos porque estaba el día gris gris y no se veía una mierda dentro), decidí rodearla por fuera y así ver todas las caras de su fachada. Fue así como encontré la entrada a la torre meridional de la catedral, cuyos 343 escalones podían subirse por el módico precio de 4,50€ a partir de las nueve de la mañana (que todavía no eran). Seguí dando la vuelta y volví a entrar de nuevo en la catedral para re-mirar el cartel informativo sobre la visita a las catacumbas que aparentemente indicaba que habría una a las diez en punto (que no estaba muy segura de si se haría o no por ese otro cartel que vi al principio pero la esperanza es lo último que se pierde) y me planté en la entrada a la torre sur justo cuando sonaban las campanadas que indicaban que ya eran las nueve en punto con lo que creo que fui la primera turista del día.

Vistas desde lo "alto" de la Stephansdom
En apenas diez minutos ya estaba en la cima (343 escalones son menos de los que parece) que debo reconocer que fue bastante decepcionante ya que las escaleras desembocaban en el interior de la torre, en una estancia totalmente cerrada con una tienda sosa de souvenirs y dos o tres ventanas bastante pequeñas que impedían tener una buena panorámica de la ciudad (estoy malacostumbrada a las torres abiertas de otras ciudades europeas como París, Venecia, Gante, Londres o Praga). Como no eran ni las nueve y media que ya volvía a estar al pie de la catedral, decidí ir a un McCafé que había visto de camino al centro a desayunar (la caminata de 3km y la subida a la torre en ayunas) y, aunque parezca mentira, ese fue el único McDonald's que pisé en todo el viaje (lo cual constituye un récord en sí mismo).


Después de desayunar me fui directa a la catedral por tercera vez para apuntarme al tour que se adentraba en las catacumbas de la catedral y la plaza a las diez en punto. Es una verdadera lástima que esté prohibido hacer fotos porque contemplar un montón de huesos humanos tirados de cualquier manera es una visión impactante cuánto menos (o quizá yo sea muy morbosa). El guía lo explicó todo en alemán (los turistas alemanes se reían mucho) y en inglés (sospechosamente, nada de risas en esta parte de la explicación) y, además, había papeles informativos en varios idiomas con un resumen de lo que decía el guía, castellano incluido.


Una vez salí de las catacumbas y considerando que ya le había exprimido todo el jugo a la Stephansdom, me puse rumbo a la Albertina, un museo cuya prolífica publicidad me tentó anunciando originales de Renoir y Monet. Aunque, una vez allí, me encontré con mucho mucho más. Podría hacer una sola entrada sobre la colección de este museo (no sería la primera vez) pero voy a intentar ser sintética por mi propio bien (y el vuestro, procrastinadores natos). Me fui directamente a la planta superior donde estaba expuesta la colección de arte moderno con, como decía, obras de Renoir y Monet pero también de Klimt, Signac, Toulouse-Lautrec, Degas, Delaunay, Magritte e incluso Miró y Picasso. También conocí gracias a esta exposición a Emil Nolde y Natalia Gontscharowa, dos artistas con estilos de lo más atrayentes.


Aunque me gustaron los cuadros aquí expuestos, mi gran descubrimiento del día fue en una exhibición temporal a la que fui por inercia (la entrada del museo valía para todas sus plantas) de dos autores cuyo nombre no había oído nunca antes: Lyonel Feininger y Alfred Kubin. Esta exhibición estaba construida en torno a la amistad entre ambos artistas, que mantuvieron una rica correspondencia durante años hablando tanto de arte como de la guerra; de hecho, fragmentos de algunas de sus cartas estaban transcritos en la exposición. Feininger no me dijo gran cosa pero quedé prendada del mundo interno de Kubin, oscuro y perturbador.


Y hasta aquí solo una de las cuatro plantas del museo. Para mi desgracia, visité la Albertina justo después de que terminara una exposición y antes de que comenzase la siguiente, dedicada a Edvard Munch, así que pasé directamente a una especie de galería que me hizo pensar en un palacio antiguo que tenía aquí y allá algunos grabados y cuadros pero que no me entusiasmó demasiado. Finalmente, fui a la planta menos uno, dedicada al arte contemporáneo (el raro, sí) con obras de lo más bizarras donde, como siempre, también me quedé prendada de alguna que otra autora. En este caso de Amy Cutler, Monika Grzymala y Julie Mehretu.


Al salir de la Albertina, después de haber comprado las postales y el imán de rigor más un calendario extra, tomé el camino de vuelta dirección a la Karlplatz desde donde quería ver la Karlskirche, la Secesión y el pabellón de Otto Wagner, antes de dirigirme a la última parada turística del día: el Museumsquartier. Me costó dios y ayuda orientarme allí porque aunque se le llame plaza, es más bien un parque ligeramente hundido y relativamente grande en el que, además, justo se estaba celebrando un festival gratuito al aire libre. Gracias a eso me pude comprar una bratwurst en un puesto ambulante y comérmela mientras escuchaba el redoble de los tambores.

Grúas siempre dispuestas a embellecer fotografías
Cuando terminé de comer y de hacer las fotos de turno, me fui al fin hacia el "barrio de los museos" con el objetivo de visitar el Leopold Museum, famoso por albergar una colección notable de pinturas de Egon Schiele (y alguna que otra de Klimt). El problema es que a estas alturas del día, y aunque no eran ni las dos y media de la tarde, yo ya estaba agotada y mi cerebro bastante saturado por lo que es posible que no aprovechara al máximo esta visita. Aun así, mi completismo me obligó a verme el museo íntegramente, aunque no prestara demasiada atención a gran parte de las obras expuestas. De Klimt me gustó todo, como era de esperar, Schiele fue otro gran descubrimiento del viaje (aunque no está al nivel de Kubin) y conocí a Richard Gerstl, un artista que se suicidó a los 25 años (acabaré haciendo un listado de escritores, poetas, pintores y músicos famosos que se suicidaron).


Cuando salí del museo eran las cuatro pasadas y mis piernas apenas podían sostenerme ya pero, fiel a mi planning inicial, bajé a Linke Wienzeile porque quería ver (y fotografiar) las fachadas modernistas de dos edificios adyacentes y, ya de paso, me metí de lleno en el Naschmarkt que recorrí con cierta indiferencia aunque estoy segura de que a aquellos de vosotros a los que les guste comer, disfrutarán de una visita a este mercado tan variopinto.


Llegué a mi apartamento a media tarde con un solo pensamiento: Viena me había vencido. Antes de ir no dejaba de lamentarme de que todo cerrara a las seis de la tarde, y allí estaba yo, tirada en la cama, totalmente destrozada y sin ninguna intención de salir de casa hasta el día siguiente. Al final tuve que hacer una mini escapada hasta un local de comida rápida que había cerca porque como mínimo me digné a cenar pero esa fue mi máxima actividad el sábado por la tarde, esperando a retomar fuerzas suficientes como para afrontar un tercer día de turismo desenfrenado en Viena.


Y mi gran cena fue uno de los platos más célebres de la cocina austriaca... el Schnitzel que, como veis en la foto, no es más que nuestro escalope de toda la vida. Después de un día corto pero intenso hice planes para el siguiente y me fui a dormir prontito, siguiendo mis recientemente incorporados horarios europeos.

La línea Gaijin sobrevive a EDT

$
0
0
Ahora que ya han pasado dos años desde que EDT sacara a la venta su último tomo, creo que es un gran momento para juzgar la situación actual. No me voy a entretener a hablar de la invisible y sorda caída de la editorial, cuya debacle definitiva pasó relativamente desapercibida entre los medios. Ya todos sabemos que la competencia se hizo con los títulos productivos mientras los demás se abandonaban en la siempre creciente lista de manga cuya publicación se ha cancelado en este país.

Esta entrada la quiero enfocar hacia una línea muy concreta de la difunta editorial: la línea Gaijin. Se trata de una iniciativa que recibió palos de todas partes desde su misma creación pero, paradójicamente, ha sobrevivido a EDT con todos los títulos que se encontraban inacabados o sencillamente anunciados, viendo la luz de la mano de otras editoriales o gracias a la buena voluntad de los propios autores, amantes de su propia obra, reacios a abandonarla en la basura a pesar de las circunstancias.


El primer anuncio se lo llevó Dos Espadas, que recuperó Norma para el regocijo general. En este caso, el cambio de editorial permitió no solo que los lectores pudiesen saber cómo terminaban las aventuras de Cira sino que, además, pudo disfrutar de un desarrollo más coherente de la trama gracias a un cuarto tomo extra que no estaba contemplado cuando el proyecto se presentó en primer lugar a EDT. Siempre nos quedará el mal sabor de boca de las reediciones de los dos primeros tomos con algo de material exclusivo pero es un mal muy menor si pensamos en la alternativa de quedarnos sin final.


Poco después se hizo también público que el tercer y último tomo de Lêttera nos llegaría, en este caso, de las manos de Babylon. Y tan bien han cuajado el dueto de autoras con la nueva editorial que también van a publicar con ellos Windrose, su último trabajo.


Por su parte, Noiry decidió tomar las riendas y, de la forma más altruista que se puede esperar de manos de un autor, empezó a subir todas las páginas del primer tomo de Herem de forma gratuita a la red para después iniciar la publicación periódica del segundo y último tomo, actualmente en proceso en subcultura.


La última noticia (por el momento) acerca de esta línea nos ha llegado desde Ivrea, que se ha animado con la publicación del tomo único 100% a color ya casi olvidado Los Delirios de Ani, cuando ya todos pensábamos que nunca lo veríamos por estos lares.

Son casi todo muy buenas noticias aunque me desespera que ninguna editorial haya mostrado interés en recuperar Herem cuando, personalmente, considero que es uno de los mejores títulos (con diferencia) de toda la línea. Y siempre me quedará la espinita clavada de Good.Night.Mare que claramente necesitaba una segunda parte que, esta sí, parece prácticamente imposible que nos llegue.

Hero Tales

$
0
0
Tristemente, lo primero que uno debe tener en mente cuando se planta frente a los cinco tomos de Hero Tales es que por mucho que el nombre de Hiromu Arakawa sea el triple de vistoso que los de Huang Jin-Zhou (un equipo creativo que agrupa a Genco, Studio Flag y a la propia Arakawa), Ryo Yashiro y Kusanagi, se trata de una obra de autoría coral por lo que queda lejos de obras maestras de la mangaka como Fullmetal Alchemist o Silver Spoon.


Taito Shirei, junto con su hermana Raira, se encarga de proteger a su aldea de los lobos oscuros o, dicho de otra forma, de los soldados del Imperio. El día en el que obtiene su mayoría de edad, se le revela que es en realidad Hagun, una de las siete estrellas de una antigua profecía según la cual o bien sumirá el mundo en el caos o salvará al Imperio de ser destruido. Taito no simpatiza ni con el emperador ni con el concepto del imperio pues solo han traído miseria a sus habitantes durante décadas. Sin embargo, es su sino enfrentarse a Tonro, su estrella antagónica, en una batalla a muerte que decida la suerte de todo el imperio.

El primer tomo de Hero Tales es una reminiscencia continua a Fushigi Yûgi y, quizá más adelante, incluso a X. Como que el "destino" es uno de los ingredientes principales del argumento, el lector no debe sorprenderse cuando prácticamente todas las estrellas aparecen ya en el primer tomo y se encuentran de forma fortuita. En tan solo cinco tomos, se presentan decenas de personajes, muchos de ellos con sus respectivos mini flashbacks para entender sus motivaciones y la trama no deja de avanzar a marchas forzadas ya que hay mucho que explicar en muy poco espacio. Se suceden muertes, traiciones y revelaciones en una vorágine de viajes y luchas que, en su mayoría, me han resultado muy simplistas. De hecho, ese es el adjetivo que escogería para describir esta historia: simple.


En cuanto a los personajes, no tienen desarrollo ninguno, cada uno de ellos encaja con uno u otro cliché: el protagonista cabezota y rebelde pero de buen corazón que hace las cosas sin pensar, LA chica de mal carácter que sirve de comodín para hacer avanzar el argumento a base de secuestrarla o manipularla, el chico recto, el que solo vive para la chica que le gusta y, por supuesto, el malo malísimo sin corazón que quiere acabar con todo. Tampoco podía faltar un viejo verde cuya mayor ocupación es manosear sin permiso a toda fémina que se le ponga por delante a modo humorístico. Y seguiría pero creo que ya entendéis por dónde van los tiros.

Algo que me ha molestado bastante durante la lectura de este manga es el papel que juegan las mujeres en él. Os aviso de que para poder exponer mi punto voy a tener que hacer spoilers. Para empezar, de siete estrellas, hay una sola mujer que, además, apenas hace nada en toda la historia a parte de ¡sorpresa! quedarse embarazada. La chica con más protagonismo es Raira, la hermana de Taito, a la que ¡sorpresa! secuestran dos o tres veces. De hecho, cuando los protagonistas deben enfrentarse a Tonro, lo primero que hace Ryuko es instar a Rinmei a huir con Raira y les cubre la retirada muy galantemente. Se supone que Rinmei ostenta la misma categoría que Ryuko y Hosei mientras que Raira es una experta en artes marciales así que no sé, quizá podrían haber ayudado en la pelea... Pero nada, mujeres. Solo aparecen otros tres personajes femeninos en todo el manga (frente a decenas de personajes masculinos): una muere al capítulo siguiente de que la introduzcan, otra es una arpía y la que queda solo sirve para ser "la hija de/la mujer de". En Fullmetal Alchemist, Arakawa ya había demostrado que era capaz de crear personajes femeninos con carácter y protagonismo así que en este sentido me ha decepcionado bastante. Y vale que Raira tiene su momento al final y podría decirse que participa en la lucha más importante de toda la historia pero, aún así, no me compensa por todo lo demás.


El dibujo es magnífico, con el estilo tan genuinamente personal y característico de Arakawa. Me encanta el diseño de personajes, a pesar de lo predecible que es la trama una no puede evitar emocionarse con las expresiones faciales en las escenas clave y tiene un claro dominio de fondos. Lo mismo aplica a las escenas de acción, muy dinámicas y fáciles de seguir a la par que impactantes. La edición de Norma es muy correcta y, a pesar de la controversia que hubo en su momento por la subida de precio del último número, hoy en día ya nadie se escandaliza por tener que pagar 10 euros por un tomo de más de 250 páginas... sobre todo cuando los cuatro primeros tomos son todavía del precio reducido de 7,50€.

En conclusión, Hero Tales es un manga tópico y típico pero aun así entretenido que seguro que hará las delicias tanto de los amantes del shônen como de aquellos que gustan de leyendas e historias épicas, con el aliciente añadido de su reducido número de tomos. Sin embargo, no se lo recomiendo a aquellos que vayan buscando un sucedáneo de Fullmetal Alchemist porque no está a la altura.

Domingo 13: Schönbrunn

$
0
0
El domingo, a pesar del cansancio acumulado, decidí ir andando hasta Schönbrunn, previa parada en Westbahnhof, lo que se traduce en una caminata de una hora para cubrir aproximadamente 5km a las ocho de la mañana. Aunque mi apartamento estaba muy cerca de la estación, me las arreglé para equivocarme de camino así que hice un rodeo bastante tonto tanto fuera como dentro de la estación (ahora mismo y mirándolo con perspectiva, me doy cuenta de que no fue nada pero el domingo lo vi como un drama y como una forma pésima de comenzar el día...). Eso sí, me quedé mucho más tranquila habiendo comprado "con tiempo" el billete para Innsbruck que, encima, me salió más barato que si lo hubiese comprado por internet.


Al salir de la estación ya fue caminata sin descansos hasta llegar al Palacio de Schönbrunn, residencia de verano de la dinastía Habsburgo durante siglos. No tengo ninguna foto del interior porque estaba prohibido hacerlas y yo, muy ingenuamente, dejé la cámara de fotos en la taquilla sintiéndome muy inteligente por ahorrarme el peso durante la visita. Ese orgullo pronto se convirtió en ganas de darme cabezazos contra la pared cuando me di cuenta de que todo el mundo estaba haciendo fotos de extranjis pero en fin, esos nervios que me ahorré y un motivo más para volver a Viena.

La fachada de los castillos modernos no es muy glamurosa
Ya que no tengo fotos, voy a probar a contaros con mil palabras lo que no puedo contaros con una imagen. El palacio es... grande. Y una clarísima atracción turística. Está muy masificado, cuando compras la entrada viene con la hora a la que puedes/debes entrar y una audioguía en tropocientos idiomas (castellano incluido) con un breve mensaje para cada sala que permite a los organizadores calcular que la visita conlleva unos 40 minutos (50 si coges el tour "largo" con el que ves algunas salas extra). Aun así, todas las salas están siempre llenas de gente pero eh, siempre puede ser peor, siempre podéis coincidir con la clásica visita en grupo de asiáticos (como me pasó a mí). Algo que me alucinó bastante es que la gente en general va escuchando la audioguía y cuando se acaba la pista, pues nada, a la siguiente sala. No sé, ya que estás allí y que has pagado la entrada (12,90€ el tour normal y 15,90€ el que es un poco más largo) lo mínimo es que disfrutes de la vista, de la decoración, que te pares a pensar en dónde estás y quiénes han pasado por allí antes que tú...

Google delivers
Básicamente, la historia que cuenta la audioguía es sobre los emperadores y emperatrices que habitaron el palacio centrándose en chismes y detalles más bien frívolos sobre amoríos y favoritismos. Me quedé con la impresión de que María Teresa fue una mujer muy carismática con las cosas muy claras mientras que Elisabeth (que quizá os suene más por su apodo Sisi) era más bien caprichosa y algo peculiar. De tanto en tanto van metiendo cuñas publicitarias para que visites también el Hofburg, la residencia imperial, y otros espacios vieneses dedicados a la monarquía de los Habsburgo y, sobre todo, a la figura de Sisi. Una particularidad del palacio en la que el comentador hace mucho énfasis es en la decoración al gusto de muchas de las salas, ya que varios de sus nobles huéspedes contribuyeron en el diseño de sus propios aposentos, una decisión poco común en la época/contexto. Desgraciadamente, como he dejado pasar tanto tiempo desde mi visita hasta la redacción de la crónica (prácticamente un mes) no recuerdo mucho más del interior del palacio...


Algo que os recomiendo incluso si no os interesa entrar al palacio es acercaros de todas formas a Schönbrunn y visitar sus jardines, enormes, cuya entrada es gratuita. Es una suerte de parque gigantesco, muy bien cuidado, muy señorial, donde los vieneses aprovechan para pasear y entrenar. Además del palacio, encontraréis un laberinto, otra Palmenhaus (muy similar a la del centro pero sin mariposas), la Wüstenhaus o casa del desierto con toda una colección de cactus y el zoo, entre otros; todos ellos de pago eso sí.


Y, por supuesto, no me pude resistir a ir al zoo como buena adoradora hipócrita de los animales que soy. En mi defensa diré que el zoo de Viena es el más antiguo del mundo, que sus instalaciones son realmente amplias y bien acondicionadas y que sus animales exhibían comportamientos mucho más sanos que los de otros zoos que he visitado, como el de Barcelona. Tengo unas 250 fotos hechas en algo menos de cuatro horas de murciélagos, flamencos, guepardos, lemures, diversas especies de simios, koalas, pingüinos y, sobre todo, a un panda rojo que no dejaba de trepar arriba y abajo por los árboles con lo que básicamente le fotografié la cola unas veinte veces y, de milagro, en una sale más o menos de cara.


Algo que me gustó especialmente es una sección dedicada al Tirol austriaco que, aunque dentro del recinto del zoo, está alejada de todo lo demás y a la que se accede por una pasarela elevada (que con tanto crío correteando arriba y abajo se movía más de lo deseado). En esa zona hay un par de casas muy pintorescas y básicamente animales de granja como vacas, cabras, ovejas y... ¡abejas! Aunque lo que yo más disfruté fue una ardilla que estaba en medio del camino hacia allí a la que pude fotografiar justo antes de que unos niños la espantaran.


Después de asegurarme de haber visto el zoo entero (solo me salté el "insectario" o cómo se diga en castellano y parte de las aves), incluyendo la decepcionante tienda, salí de nuevo a los jardines sin fuerzas como para subir hasta la glorieta (decisión de la que me arrepiento MUCHO) pero sí como para ver por fuera la Palmenhaus (ya había gastado demasiado entre el palacio y el zoo, no estaba como para pagar para ver plantas también).


Cuando di el día por terminado eran solo las tres y media de la tarde pero como realmente no tenía energía para hacer nada más, me arrastré resignada hasta el apartamento (una hora que se me hizo muy lenta) y me pasé toda la tarde vegetando, pensando en qué hacer el lunes y haciendo la maleta. No me enorgullezco de haber malgastado así mi tiempo de vacaciones pero la verdad es que me sentaron muy bien esas horas extra tirada en la cama. Para acabar por hoy, os dejo con una foto de la peculiar fachada de un edificio que vi de casualidad al volver de Schönbrunn. Quizá no es gran cosa pero para mí ya hizo que valiese la pena haber decidido ir caminando todo el día.


Orange is the new black (2nd season)

$
0
0
Escribo esta entrada cuando hace ya una semana que terminé de ver la tercera (y última hasta el momento) temporada de la serie y creo que eso por sí solo dice mucho de lo que me está gustando Orange is the new black(y de por qué he actualizado tan poco últimamente). Pero, como siempre, tengo ganas de contaros con un poquito más de detalle por qué deberías empezar a ver esta serie:


Dejando de lado ese primer episodio en el que la trama principal de la serie da un gran salto hacia delante y en el que casi nos olvidamos de que estamos viendo una comedia, a partir del segundo empieza a desarrollarse la que será la línea argumental de la temporada con un gran punto de inflexión: la llegada de nuevas reclusas a Litchfield. Si la segregación racial ya era alarmante desde el principio, con la puesta en escena de Vee, empieza una verdadera guerra étnica que no dejará a títere con cabeza.

Se mantiene la estructura en la que cada capítulo cuenta con flashbacks de una de las reclusas y, en este caso, la mayoría están dedicados a las reclusas negras: Taystee, Suzanne, Poussey, Cindy... y por supuesto, Vee, ya que jugarán un papel clave a lo largo de la temporada. Son a cada cual más impactante explorando de nuevo temas polémicos como la homosexualidad, la maternidad, la discapacidad y, por supuesto, la discriminación, que ya se habían introducido en la primera temporada.


Mientras se desarrolla la guerra entre blancas y negras (y las latinas procuran mantenerse al margen), Piper está demasiado preocupada por sí misma (¡sorpresa!) como para darse cuenta de lo que la rodea con lo que acaba buscándose el rencor de las otras reclusas, para no perder la costumbre. En su defensa hay que reconocer que motivos no le faltan porque su vida personal tanto dentro como fuera de la cárcel está bastante agitada. Después del incidente con Pennsatucky y de lo ocurrido con Alex y Larry, se va endureciendo poco a poco, mostrando más carácter y más frialdad.

Otra de las tramas con más protagonismo es la del evidente desfalco que se lleva cometiendo en Litchfield desde hace años. Aunque Piper es absolutamente reacia a indagar sobre el asunto para evitar volver a aislamiento, las condiciones a veces inhumanas en las que viven y el trato que reciben de los guardias acaban por conducirla a una suerte de batalla personal. De forma simultánea, la activista, charlatana y repelente Brook Soso acaba liderando una pequeña pandilla reivindicando los derechos de las reclusas.


Como siempre, hay muchos temas sociales que se tratan de fondo como la violencia doméstica (que no aparecía en la primera temporada) y, especialmente, la vejez y la enfermedad. Me han encantado las golden girls, el único grupo de toda la cárcel en el que no se prejuzga a nadie, no se discrimina ni por etnia ni por creencia religiosa, a pesar de que todas las demás les den de lado por su edad, tienen muchísima energía y no se dejan intimidar con facilidad. Como siempre en esta serie, a pesar de la situación decadente, se enfoca todo con una mezcla entre comedia y optimismo que resulta de lo más refrescante en temas como la senilidad o el cáncer.

Ante la ausencia de Mendez, Healy se convierte en el personaje más odioso de la temporada, con sus fobias y sus accesos de ira sumados a una prepotencia y un complejo de superioridad muy peligrosos para alguien con su cargo y responsabilidad. Si no fuera por lo perturbado que está Pornstache, de veras diría que Healy es el personaje que más me aterra, por su absoluta incapacidad para darse cuenta de lo equivocada que está su visión del mundo y de sí mismo. Pensar que exista gente como él me revuelve el estómago.


Y ya para ir acabando solo quería decir que el desarrollo del personaje de Morello es canela en rama. Aunque desde el principio era evidente que algo no encajaba en su subtrama, no esperaba ni el pasado que se muestra en su flashback ni tampoco que ocurriese lo que ocurre ni que ella reaccionase de esa forma. Es tremendo y da pie a una de las subtramas más hilarante de la tercera temporada.

En resumen, aunque la serie sigue manteniendo su humor y siguen sonando las carcajadas durante su visionado, la violencia escala considerablemente respecto a la temporada anterior. Parecía imposible que Orange is the new black pudiera superarse a sí misma de una temporada a la siguiente pero en este caso, la mejoría es indiscutible. Recomendable al cien por cien.

Porra salonera

$
0
0
¿Os pensabais que este año ya no la iba a hacer? ¡Yo también! Pero nada, da igual que tenga que quitarme horas de sueño para escribir esto, no me puedo resistir a soñar despierta, que para algo es gratis. Sin más dilación... apuestas editorial por editorial (por orden alfabético):

ECC


Con ECC la verdad es que no sé qué esperarme. Creo que no somos conscientes de la cantidad de títulos que han sacado en poquísimo tiempo tomando el relevo de esa vertiente más gafapasta de los últimos tiempos de EDT. Supongo que por eso les echo No longer human de Usamaru Furuya aunque El club del suicidio la sacase MW.

Ivrea


[sarcasmo]Como que Ivrea es LA editorial del shôjo y no hace más que decepcionar a los pobrecitos y maltratados fans del shonen y seinen a los que les da urticaria cuando ven la inmensa y desproporcionada cantidad de títulos shôjo que saca mes a mes esta editorial, podemos estar seguros de que habrá muchas licencias shôjo...[/sarcasmo] Mis apuestas van por Hirunaka no ryuusei, que parece el shôjo de moda y terminó hace poco con una cantidad muy aceptable de tomos, y no me canso de meter por aquí Sukitte ii na yo aunque a estas alturas no aspiro a que la traigan de verdad.

Aunque lo más seguro es que nos tengamos que conformar con algún tomo único del montón (seguro que algo de Nana Shiiba hay en cartera). Tampoco me extrañaría algún BL cortito pero no conozco ningún título así que ni idea de qué podrían traer. Y estoy bastante segura de que caerá algún shonen/seinen pero no me decido sobre si será uno de tetonas luchadoras con los pelos de colores o uno de lolis perturbadas. No estoy muy puesta en este género así que no podría sugerir ningún título en concreto. Quizá caiga también algún spin-off de Madoka Magica, que salen de debajo de las piedras. 

Milky Way


Sé que os estáis riendo de mí muy fuerte desde vuestras casas pero es que desde que dejé de poder comprar en bookdep estoy un poco desesperada con ciertos títulos que tenía muchas ganas de comenzar... Y total uno es sci-fi costumbrista y en el otro hay un sordo así que tampoco son apuestas tan descabelladas teniendo en cuenta la línea de la editorial.

Norma


Lo único que puedo decir de Norma es que últimamente parece que siempre se lleva el trozo grande del pastel y si no cayó el año pasado, hay muchas muchas posibilidades de que One Punch Man se anuncie este año y qué mejor ocasión para un título de estas características que el Salón del Manga.

Tomodomo


La apuesta (casi) segura para Tomodomo son las obras derivadas de En la misma clase, precuela y secuela respectivamente: Sora to Hara& O.B. (occupation to beloved). Las editoras han insinuado más de una vez que ambos títulos tienen posibilidades así que yo voy cruzando los dedos y poniéndolo dos velas a San Makoto.


Como sé que pretender que una editorial nueva licencie un shôjo abierto con catorce tomos a sus espaldas entraría en la categoría delirio, renuncio a sugerir Akagami no Shirayukihime y opto por un tomo único de la misma mangaka que tiene buenísima pinta: Vahlia no Hanamuko.

Este año ni siquiera incluyo a Panini porque sé que no van a anunciar nada (creencia basada en el hecho de que es la única editorial """grande""" que publica manga que no tiene programada una presentación de novedades). Por no tener no tienen ni expositor comercial ya (que tampoco me extraña porque para lo que lo usaban hasta ahora...). A Planeta no los pongo porque me tienen hasta las narices con sus series canceladas (ejemLlegandoaTiejem), sus recuperaciones con ediciones de mierda y precios altísimos (ejemLovelyComplexejem), sus innecesarias ediciones de lujo con incrustaciones de diamantes (ejemFénixejem), sus ediciones corrientes y molientes con inexplicables subidas de precio (ejemCapuccinoejem) y sus periodicidades penosas (ejemTegamiBachiejem). Es que ya me da igual lo que licencien, solo espero que no sea nada que me interese.

Museos en Barcelona (II)

$
0
0
Como sé que muchos de los que todavía me leéis os vais a acercar a Barcelona la semana que viene para ir al Salón del Manga y que, probablemente, hagáis algo de turismo por la ciudad, he querido hablaros de dos de sus museos, que he descubierto a lo largo de este año. Es muy posible que os estéis preguntando a qué viene ese "(II)" del título de la entrada pero lo cierto es que hace unos años publiqué la primera parte de lo que entonces pretendía haber convertido en una sección más o menos regular del blog (sin mucho éxito).


Empiezo por el Museu de Cultures del Món (Museo de Culturas del Mundo), inaugurado hace menos de un año justo enfrente del más conocido Museo Picasso. Si alguien recuerda mis entradas sobre París, sabrá lo contenta que me puse cuando Barcelona empezó a llenarse de publicidad sobre la apertura de este nuevo museo con arte de África, Oceanía, Asia y de la América precolombina. En el museo no solo podréis observar todo tipo de objetos de culturas y épocas de lo más diversas sino que, además, podréis disfrutar de las breves pero clarificadoras explicaciones (que si no recuerdo mal estaban en catalán, castellano e inglés) que ayudan a comprender la utilidad de ciertos objetos o cómo pueblos enteros han entendido la vida y la sociedad durante siglos. Me maravilló especialmente la planta baja, dedicada exclusivamente a las manifestaciones artísticas de diversas tribus africanas. Nada más entrar en la primera sala del museo, el visitante se encuentra con estatuillas de lo más arcaicas que, si comparamos con la escultura europea, nos transportan milenios atrás. Sin embargo, las obras expuestas apenas tienen uno o dos siglos de antigüedad y pertenecen a tribus que se han mantenido totalmente alejadas de la globalización que afecta al resto del mundo. Especialmente atractiva es la colección de máscaras, que pertenecen a rituales y celebraciones típicas de varios pueblos. En este sentido, me llamó la atención que incluso aquellas máscaras que representaban personajes femeninos estaban destinadas a ser llevadas por hombres, por lo que supongo que las mujeres no toman parte de las celebraciones.


Al subir a la primera planta nos recibe una exposición de canoas y proas de lo más sofisticadas y, en algunos casos, hasta escalofriantes fruto de las tribus de Nueva Guinea, en Oceanía. De nuevo, una se encuentra ante una civilización marcadamente machista, donde la mayor parte de los objetos expuestos pertenecen a la "casa de los hombres" a la que, como su nombre indica, no se permite la entrada a mujeres. Lo que más me sorprendió fue una especie de construcción vertical, formada a partir de un tronco, en la que se representan varias figuras humanas una encima de la otra. Os transcribo la información que acompañaba a dicha representación porque me pareció de lo más interesante:

Entre el pueblo asmat de Nueva Guinea, las ceremonias funerarias adquirieron una gran importancia. Algunas de sus tallas más características eran los palos bisj, erigidos en ceremonias funerarias periódicas para conducir al mundo ancestral el alma de los muertos que habían sido vengados con las cacerías de cabezas. Cada bisj estaba elaborado con un único tronco y del mismo modo que los árboles se identificaban con los seres humanos, los palos se despellejaban como si de víctimas de las batidas de las cacerías de cabeza se tratara. Una vez invertido el tronco, una de las raíces del árbol se utilizaba para esculpir el ala del extremo superior del bisj. Así, los bisj acostumbran a estar formados por tres partes: una sección inferior para clavarlos en el suelo, otra sección central con figuras de ancestros, y la superior, donde se talla una figura a menudo representada con un gran falo, símbolo de fertilidad y vitalidad.

La sección destinada al continente oceánico se caracteriza por una marcada belicosidad, contándose entre los ejemplares expuestos colgadores de cráneos (de los enemigos derrotados claro) y, de hecho, los propios cráneos decorados.


Pero la mayoría de la planta está dedicada al continente asiático con una gran abundancia de obras indias y tibetanas, donde predominan estatuas de los iracundos y lujuriosos dioses hindúes a la par que varios bodhisattva. Fue aquí donde encontré una de mis secciones favoritas, la de las piezas talladas en hueso entre las que se encontraba un fémur-flauta y un tambor hecho con la parte superior de dos cráneos humanos aunque quizá el ejemplar más impresionante era el de un collar gigantesco con cientos de detalles minúsculos que, por la dimensión y aspecto de las piezas parecía tallado con docenas de esternones.


Al subir a la segunda planta nos encontramos ante la que probablemente sea la sección del museo que visitéis con más ganas: Japón. Sin ánimo de desmotivaros, debo ser honesta y decir que el espacio dedicado al arte nipón es muy reducido y que posiblemente os sepa a poco. Aunque para mí fue algo decepcionante, no me pesó en absoluto después de haber disfrutado de las dos plantas anteriores pero no está de más que os advierta.


Para acabar con la visita, queda el espacio dedicado a América del que no puedo deciros gran cosa porque no le dediqué demasiada atención ni me atrajo tanto como el resto. Hay varias vasijas de las civilizaciones maya e inca, entre otras piezas.

En cuanto al horario y tarifas, el museo está abierto de martes a sábado de 10 a 19h y los domingos (y festivos) de 10 a 20h. La entrada general, que incluye también la entrada al Museo Etnológico (que justo se ha inaugurado este mes y al que todavía no he tenido ocasión de ir), cuesta 5€. Si tenéis de 16 a 29 años, podéis adquirir la reducida por 3,50€. Y, lo mejor de todo, el primer domingo de cada mes (como lo es el que viene), la entrada es gratuita.


El Museu Europeu d'Art Modern (Museo Europeo de Arte Moderno) o MEAM abrió sus puertas en 2011 pero no fue hasta hace unos meses que entré por primera vez, con ocasión de la Nit dels Museus (Noche de los Museos). ¿Sabéis esa concepción del arte actual que evoca una mezcla entre las manchas azarosas de Pollock, los colores planos de Rothko y el inodoro de Duchamp? Pues resulta que a pesar de estas controvertidas corrientes artísticas con tantos adeptos como detractores, hay un porcentaje de artistas del siglo XXI que han querido seguir representando el mundo tal y como es, sin aspirar a romper con lo establecido, en lo que se conoce como arte figurativo.


En contraposición al arte abstracto, el arte figurativo se entiende como aquel que busca representar la realidad de forma que esta sea reconocible. Tan reconocible que yo me pasé toda la visita al MEAM acercándome a un milímetro del lienzo para buscar dónde estaba el trazo porque estuve convencida de estar viendo fotografías a cada nueva sala. Aunque, por supuesto, pintar de forma realista no implica que lo que se represente sea real sino más bien que puedes representar cualquier fantasía de forma que lo parezca.

El MEAM está abierto de martes a domingo de 10 a 20h. La entrada general cuesta 9€ y la reducida 7€. En cuanto a la localización está a apenas unos metros del Museo de culturas del mundo.


Aprovecho la ocasión para recordaros también la existencia del CaixaForum que, además, se encuentra a apenas unos metros de la Fira de Monjuïc (donde se celebra el Salón del Manga). Si sois clientes de la Caixa la entrada es gratuita y, si no, son solo 4€. Ahora mismo se exhibe una exposición temporal titulada Animales y Faraones a la que todavía no he podido asistir pero que me han recomendado encarecidamente.

¡Espero que a los que pensabais aprovechar el viaje hasta Barcelona os sea útil esta entrada!

Los Dioses Mienten / Undercurrent

$
0
0
Ya iba siendo hora de que me reencontrase con el clásico contraste entre expectativas y realidad. Los tomos únicos Los Dioses Mienten y Undercurrent publicados por Milky Way Ediciones los pasados noviembre y junio respectivamente, han recibido alabanzas de todos los sectores dedicados a la crítica de manga por lo que los compré sin albergar ninguna duda de que disfrutaría con su lectura. Y esto me recuerda que, por un lado, nunca puedes fiarte al cien por cien del criterio ajeno y, por el otro, que mis gustos en cuanto a manga se van restringiendo cada vez más y más conforme pasan los años.


A Natsuru le interesa más el fútbol que las chicas lo que le lleva a ganarse sin querer la enemistad de la princesita de la clase y, con ella, la de todas las otras niñas. Es por eso que no se lo puede creer cuando Suzumura le dirige la palabra. Poco después se la encuentra de casualidad por la calle y acaba acompañándola hasta su casa donde parece que no viva ningún adulto pero es imposible que dos niños estén viviendo solos, ¿verdad?

Los Dioses Mienten refleja la esencia de la niñez: los niños por un lado y las niñas por otro, ellos obsesionados con el deporte mientras ellas les echan miradas de soslayo, unos acomplejados por no ser lo suficientemente altos mientras otras reciben burla precisamente por serlo demasiado y, sobre todo, una inocencia increíble junto con la más absoluta falta de malicia... al menos de parte de los protagonistas.


Si Natsuru y Suzumura ya son encantadores por separado, la relación entre ambos es preciosa. Realmente no me extraña que tanta gente alabe esta historia porque tiene una pureza que solo se puede conseguir con protagonistas tan jovencitos. El problema es que, a la vez y para hacerla realmente memorable, lo que caracteriza a Los dioses mienten es una crudeza, a mi modo de verlo, exagerada, que le arranca de forma inevitable las lágrimas al lector por la cadencia de los acontecimientos pero cuya desdicha me parece gratuita e injustificada. No le atribuyo ningún mérito al autor por inventarse algo capaz de revolverle las tripas a cualquiera.

El dibujo es una preciosidad, muy limpio y estilizado, muy apropiado para representar niños. Cumple de sobras su cometido y creo que encaja bien con esta historia. Como veis, no creo que sea un mal tomo, sencillamente creo que es el tipo de historia que se sustenta solo en "lo que ocurre" y no le da apenas importancia a los personajes en sí, al escenario, al diálogo interior, al mensaje, a nada. Más que leyendo un cómic, me he sentido como si viera una película. Formato mal escogido para lo que quiere contar.


Satoru desaparece sin dejar rastro abandonando así a su suerte a su mujer Kanae que deberá encargarse del negocio familiar, un sentō, ella sola. Sin saber si lo han secuestrado, si se ha suicidado o si simplemente se ha fugado, Kanae debe afrontar el día a día y los rumores en medio de ese desasosiego. Puesto que solo cuenta con la ayuda de una señora mayor y el sentō requiere mucho trabajo físico para sacarlo adelante, acaba contratando a un ayudante, reservado y misterioso pero muy capaz.

Las primeras veinte páginas de Undercurrent son sublimes y constituyen una unidad impecable que podría haber servido como excelente historia corta. En ellas, el autor consigue transmitir a la perfección la desazón que siente Kana, sus vacíos en los que está a solas con sus pensamientos. Asistimos a su día a día, vislumbramos sus preocupaciones con una narrativa muy sutil, y nos dejamos llevar por esas escenas mudas que no requieren de diálogos para transmitir.


Sin embargo, lo que empieza como una historia costumbrista la mar de bien llevada se metamorfosea paulatinamente en una suerte de thriller con secuestros, asesinatos y psicópatas que, además de precipitado no ha logrado interesarme. Si el objetivo del autor era esta intriga, no entiendo por qué se detiene tanto al principio ni por qué le dedica tanto espacio a un humor innecesario. Además, desaprovecha personajes que no sabemos muy bien por qué introduce, entiendo que el abuelo Sabu era necesario para darle un tono cómico a la historia pero creo que la podría haber enriquecido mucho más si, por ejemplo, el autor se hubiese explayado más en su relación conflictiva con la ley; lo mismo aplica para el joven pervertido que se presenta en el mismo capítulo, cuya aparición totalmente gratuita no contribuye en nada a la trama (a no ser que uno lo quiera considerar como desarrollo del personaje de Hori del que, de hecho, no sabemos prácticamente nada en ningún momento).

Lo que más me ha gustado de Undercurrent (aparte de las primeras 20 páginas) son, primero, las reflexiones de lo que realmente significa conocer a alguien y si llegamos a conseguirlo alguna vez y, segundo, el dibujo. Aunque es bastante simplón, creo que casa a la perfección con esta historia y, de hecho, el sentō, el mobiliario, los vehículos, el bosque... todo está dibujado con muchísimo detalle contribuyendo a esa inmersión en la lectura que nos proporciona Tetsuya Toyoda.


Algo que me ha sorprendido durante la lectura de este tomo es que en ningún momento se describe qué es un sentō (palabra que se utiliza constantemente excepto en la sinopsis, que la cambian por balneario así porque sí). De acuerdo que incluso para los que no lo supiesen ya de antes puede resultar obvio por el contexto pero aun así me parece chocante que mientras otras editoriales siguen explicando lo que significa sensei o -chan, en Milky Way nadie considerase oportuno hacer una pequeña nota de la traducción para aclarar que este concepto se refiere a un baño público, que es algo muy típico de Japón y que se está perdiendo poco a poco, que son matices que pueden incluso enriquecer la lectura ya que ayudan a contextualizar un poco la historia. 

El Salón del manga abre sus puertas en 3... 2...

$
0
0
Aún no me puedo creer que ya lo tengamos aquí pero en dos días da comienzo la vigésimo primera edición del salón del manga de Barcelona. Ni siquiera ha comenzado pero ya podemos afirmar que se ha vuelto a superar. Hace casi dos semanas que las entradas para el sábado, el día más concurrido tanto de público como de actividades propuestas, se agotaron, mucho antes que el año pasado. No solo eso sino que los abonos para los cuatro días también se han agotado y según Ficomic, no quedan demasiadas entradas para el domingo. La especulación por diversidad de páginas web y foros ya ha comenzado. No deja de ser chocante que se aumente el espacio del certamen y que ahora que el salón goza de más espacio que jamás en su historia, las entradas se agoten antes que nunca.


En los últimos días se han hecho oficiales diversos anuncios respecto a esta edición como por ejemplo una nueva exposición centrada en los dragones tanto orientales como occidentales. Dragones de papel: entre oriente y occidente mostrará no solo las diferencias entre las distintas versiones de esta criatura mitológica en función de su origen sino también el diálogo entre las formas más orientales y las más occidentales culminando en la famosa leyenda catalana de Sant Jordi.


También se conocen ya los ganadores del Concurso de Manga de Ficomic. En primer lugar y a todo color, encontramos Mi amigo, obra del dúo formado por Marta Esteban Meana y Sol Álvarez Alija en que una niña debe lidiar con las travesuras de su amigo imaginario. En segundo lugar, Aarón Castagno Puig nos presenta La justicia sale cara, cómic protagonizado por una policía algo malhumorada.


Siguiendo con autores noveles de lo más prometedores, la Olivart Art Gallery, en Barcelona, albergará de forma paralela al salón la exposición Manga D.O. Barcelona comisariada por Koichi Sugihara con una muestra de las páginas finales del proyecto Making Comics in Japan fruto de la colaboración entre la Escola Joso, en Barcelona, y Hayashi Studio, en Tokyo. Ahora mismo el tomo con todas las historias de los afortunados estudiantes de cómic que disfrutaron de un mes en el país nipón está en imprenta, así que con un poco de suerte, podréis adquirirlo durante el mismo salón.


Por último, esta semana empiezan a hacerse oficiales los horarios de firmas de los diversos autores no nipones que van a acercarse al evento. En Norma encontraréis, como de costumbre, a Kenny Ruiz, Maria Llovet y Skizocrilian Studio mientras que la novedad de este año viene de la mano de Ivrea, que ha invitado a la autora argentina Andrea Jen, cuyo tomo Los delirios de Ani saldrá a la venta esta misma semana.

Últimas lecturas

$
0
0
Como sé que (casi) todos estaréis esperando la correspondiente primera crónica del salón he decidido romper el silencio con una entrada sobre manga, sobre novedades manga de hecho, que creo que es la mejor forma de reflejar el espíritu salonero (así en una lucha absurda contra el postureo y el egocentrismo asépticos de todos los años). Que por cierto, he tomado una decisión importante respecto a esta sección del blog; llevo cuatro años intentando no hablar de lo que ocurre en los tomos que reseño para no hacer spoilers pero como es absurdo esperar que un comentario escrito de esa forma sea realmente interesante y tampoco es como si alguien que no ha ni empezado a leer One Piece vaya a leerse mi opinión sobre su quincuagésimo tomo, he decidido que a partir de ahora sí hablaré de lo que ocurre en los tomos que comento en la sección "Últimas lecturas" así que ya sabéis: spoilers ahead.


Para mi sorpresa, la lectura de Ataque a los Titanes me sigue satisfaciendo (varios amigos, en plural sí, se cansaron tanto de una u otra parte de la trama que ya se vendieron los tomos... y creo que fue, más o menos, cuando llegaron a este tomo). Evidentemente, el autor sigue sin dar ninguna clase de respuesta válida pero nos mete en su juego de Deus ex machina sin que nos chirríe demasiado o, al menos, no más que la propia existencia de los Titanes que, al fin y al cabo, no deja de ser el punto de partida de todo el manga. Hace tiempo que era fácil deducir (si es que no lo habían explicado ya, que con la cadencia de tomos es difícil separar lo leído de lo pensado) que el día en que (casi) toda la familia Reiss murió hubo como mínimo un titán implicado. Es gratificante saber por fin quién era la chica morena de marras pero el caso es que seguimos totalmente a ciegas acerca del origen de los titanes, los muros... y, sobre todo, de qué pretendía el padre de Eren.


Lo de borrar la memoria de forma colectiva es de una absurdidad científica al nivel de Divergente pero también es verdad que se sugiere una redundancia genética así que siempre puede interpretarse como un fenotipo mutante seleccionado artificialmente en un ambiente tan extraordinariamente cerrado y controlable como son los distritos intramuros. Me encanta lo repugnante que es el padre de Historia, es uno de esos personajes que uno disfruta odiando. Eso sí, tuve que dejar de leer durante varios minutos cuando llegué a la escena al más puro estilo The Human Centipede, absolutamente nauseabunda y encima leyendo en el bus... (me importa mucho lo que pueda pensar de mí y de mi cordura la señora que mira por el rabillo del ojo lo que estoy leyendo).

El fail monumental del mes fue la compra no planeada de Blue Exorcist #14. Me lo compré con muchas ganas un día que salí tardísimo de trabajar y que aún faltaba un buen rato para que pasase el bus y que además no llevaba nada para leer. Cuál fue mi pesar cuando empecé a leer y me di cuenta de que... ¡ya lo había leído! Y no, no es que me equivocase de tomo, justo había salido a la venta esa semana. El problema es que cuando terminé de leer el tomo #13, me quedé con tal intriga que no pude evitar buscar scans y... me enganché tanto que no me conformé con leer un capítulo, ni dos... me leí el tomo #14 en-te-ro y parte del #15 visto lo visto. En fin, dejando de lado mi ansia enfermiza, disfruté como una enana releyendo el tomo. Blue Exorcist tiene un je ne sais quoi que me atrapa a pesar de que no es más que un shonen al uso.


Por mucho que el protagonista sea Rin, es innegable que todos los personajes tienen muchísimo protagonismo. En este tomo puede resultar evidente que la subtrama de Kamiki es la principal pero, más allá de eso, otros personajes "secundarios" tienen largas introspecciones que he agradecido muchísimo como la frustración de Bon y su obsesión por ser un buen líder desde que era un chiquillo. Es un tomo dinámico que no puedes soltar hasta terminarlo pero eso no significa, ni mucho menos, que sea ligero, todo lo contrario: excepto en las escenas puramente de lucha (y a veces hasta en esas), hay siempre mucho diálogo, muchas explicaciones, tramas complicadas que se van enredando cada vez más... Tomo #14 de este fantástico manga y os lo sigo recomendando tanto (de hecho, mucho más) como el primer día.

Pero el mayor disgusto (que la lectura de Blue Exorcist #14 no fue un disgusto en sí, sino el hecho de que fuese una relectura) de esta tanda ha sido orange #3. En mi opinión, la trama empieza a irse un poco de madre. Sigue teniendo destellos de genialidad como que las cartas se equivoquen cada vez más o incluso que obedecer a las órdenes telemáticas pueda tener una repercusión negativa en lugar de positiva pero, a la par, la autora nos revela que todos los personajes (excepto Kakeru claro, que sepamos) han recibido cartas similares a las de Naho con lo que yo me planteo ¿cinco amigos con órdenes estrictas de no invitar a Kakeru a salir por ahí después de clase invitaron a Kakeru a salir por ahí después de clase? La excusa de Naho porque no sabe decir que no la entiendo, la de Suwa de que no leyó la carta a tiempo la acepto pero, ¿y los demás? Otra cosa que no comprendo es cuándo lee Naho sus cartas: ¿el día antes? Está claro que Suwa ha sido más impaciente que ella aunque también parece haber recibido muchas menos cartas. ¿Cada cuánto llegan las cartas? ¿Con cuánta antelación? Me desconciertan muchas de estas preguntas y no sé si la autora va a ser capaz de caer de pie cuando intente salir del embrollo en el que ella misma se ha metido.

No sé qué se traen estas dos entre manos...
pero son muy sospechosas
Aunque lo que más me ha sacado de mis casillas en este tomo ha sido la falta de decisión de los protagonistas que, después de tanto esfuerzo ajeno consiguen confesarse sus sentimientos y... no empiezan a salir juntos. Por una explicación rocambolesca que para ellos parece que tiene sentido pero que nosotros sabemos que no lo tiene. O sea, lo de Naho todavía porque le da miedo que el futuro se desajuste todavía más pero ¿Kakeru? Y lo de darse la mano es que ya me parece de traca, ¡habrase visto personajes más obtusos!

Las historias cortas de Nana Shiiba

$
0
0
Nana Shiiba se cuenta entre las mangakas estrella de Ivrea, con siete de sus obras publicadas hasta ahora bajo el sello de la editorial. La precedieron otras como MayuShinjo, Ako Shimaki, Minami Kanan o Aya Oda aunque se diferencia de todas ellas en que es una especialista en tomos únicos. Que solo escriba historias cortas no es necesariamente malo ya que creo que hay muchísimos manga que funcionaban bien en ese formato y que por querer convertirse en el nuevo best-seller fracasan estrepitosamente con tramas improvisadas que se alargan sin ningún objetivo claro.

El problema con Nana Shiiba no es que se limite a escribir historias autoconclusivas sino que todos sus personajes acaban resultando copias unos de los otros. Las chicas son siempre unas desgraciadas sin ninguna experiencia amorosa ni amor propio que se enamoran a primera vista de guaperas clónicos con personalidades entre espantosas y ridículas; todo ello siempre enmarcado en un punto de partida cliché y exagerado que lleva a un desenlace inequívocamente predecible. Esta autora no cumple ni en el diseño de personajes ni en la creación de tramas interesantes y su dibujo resulta monótono y estilizado con muy mal gusto con personajes a los que les falta volumen.


Los padres de Meguri han tenido que marcharse al extranjero por cuestiones de trabajo así que dejan a su hija al cuidado de unos amigos. Cuando Meguri se muda a su nuevo hogar se encuentra con una pareja encantadora que, además, tiene a dos hijos guapísimos. La situación no podría ser mejor salvo que los dos hermanos no la soportan y desde que pisa un pie en su casa, están determinados a hacerle la vida imposible con tal de que se marche.

Cuando una lee una sinopsis como esta, ¿qué duda cabe de que Meguri va a enamorarse de uno de los dos hermanos y de que va a ser correspondida? La previsibilidad no tiene por qué ser negativa per se pero es que la trama principal gira en torno al mal carácter de los hermanos que acosan a la nueva inquilina con total impunidad, muchas veces delante de sus propios padres que no dicen ni hacen NADA. La gran explicación para que el par de lobos se la tenga jurada a todo el género femenino es que uno de los dos tuvo una mala ruptura y el otro tiene un club de fans-acosadoras a las que no soporta.

Hasta aquí la historia no me estaba entusiasmando pero es que hay todavía más tela que cortar. Así como si nada, en cierta escena la situación escala al acoso y casi abuso sexual, un recurso argumental que creo que las autoras exhiben en el shôjo demasiado a la ligera. Además, no solo la protagonista se enamora predeciblemente de uno de los dos sino que ni siquiera se da cuenta de que le gusta (cliché de los clichés). Durmiendo entre lobos es un manga totalmente prescindible que no os recomiendo en absoluto.


Akane siempre ha tenido muy mala suerte, hasta tal punto, que el edificio donde vive, infestado de termitas, se viene abajo muriendo ella durante el derrumbe. Cuando el ángel Shinciel baja del cielo para guiarla en su camino al Más Allá, Akane, desesperada, intenta darle pena y le suplica que no se la lleve cogiéndole las manos. Cuál es su sorpresa al asistir a la metamorfosis del mismo en un ángel caído cuya única forma de recuperar las alas y llevarse a Akane al cielo, es hacerla feliz. 

En Mi ángel caído la autora se pasa al género paranormal con una premisa tan peligrosa que desde el principio se sospecha que va a hacer uso de alguna que otra trampa argumental para llevar la historia a buen puerto (Nana Shiiba no permite finales tristes, ni siquiera agridulces). Akane me ha caído más simpática que Meguri, me gusta que no le achaque todas sus desgracias a la mala suerte y que sea consciente de que algunas de las cosas malas que pueden pasarte son consecuencia directa de lo que has hecho. Sin embargo, cae en el mismo dilema de no darse cuenta de que está enamorada y ya no solo eso sino que cuando lo descubre, se sorprende muchísimo. No sé qué concepción tienen del amor las adolescentes japonesas.

Algo que tampoco me ha convencido en absoluto es la personalidad múltiple de Shinciel. Es decir, ya de base me parece absurdo que porque un humano te toque te conviertas en ángel caído porque considero que debería ser una conversión bastante más seria y tampoco me creo que el contacto entre ángel y humano sea tan inusual. Pero es que tanto el aspecto como la personalidad cambien totalmente carece de sentido se mire por donde se mire, no sé si pretendía ser una especie de gag pero yo es que no le veo la gracia. Aunque los personajes no cambien entre capítulo y capítulo no me ha dado para nada sensación de continuidad y, al acabar de leer el tomo me he quedado con la sensación de que no había pasado nada. Los razonamientos de la autora me parecen tan simplistas que solo puedo calificarlos de infantiles.


Kiyora es la típica empollona pero sus notas cojean en educación física, para subir su media tendrá que ayudar al guaperas vago de la clase a estudiar aunque él no está mucho por la labor.

Mikane es conocida entre sus compañeros como la reina, porque todos los hombres caen a sus pies pero lo que nadie sabe es que en realidad es una masoquista; por su parte, Taitou es también conocido por conquistar y luego dejar tiradas a todas las chicas que se propone y su nuevo objetivo es, precisamente, la reina.

Tanto Yako como Kyoya tienen siempre una sonrisa preparada para todo el mundo, dispuestos a ayudar en cualquier cosa en la que hagan falta pero, en realidad, Yako lo hace todo aterrorizada por la reacción que podría provocar en los demás con una negativa mientras que Kyoya solo aspira a ser popular aunque en su interior odia con todas sus fuerzas a sus compañeros a los que percibe como idiotas.

Yuzuha se declara al príncipe del instituto y él la rechaza sin dudarlo ni un segundo, lo que ella no esperaba es que la razón fuese que es incapaz de tocar a una chica sin desmayarse!

Inesperadamente, Como se te ocurra decírselo a alguien... es el tomo que más me ha gustado de esta tanda y, posiblemente, de todo lo que he leído de esta autora (hay que sumar los tomos únicos El sacrificio del ángel, que vendí hace mucho, y Vecinos y amantes que mucho me temo que si releyera ahora ya no me gustaría tanto como en su momento). En realidad, todas las historias menos la tercera me han parecido en el nivel de mediocridad de Durmiendo entre lobos y Mi ángel caído, si es que no son peores, pero me he reconciliado (a medias) con Nana Shiiba con Monólogo Monocromo en el que conocemos los pensamientos tanto de la chica como del chico. Tanta gracia me ha hecho la personalidad de Yako (aunque vaya en la línea de protagonista sin orgullo propio ninguno que tan bien desarrolla la autora) y el contrapunto que le da Kyoya que solo por sus 50 páginas me planteo quedarme todo el tomo.

Salvando las distancias, es un tipo de planteamiento similar al de Karekano donde los personajes no solo tienen más fondo que de costumbre sino que resultan más realistas que el maldito príncipe o princesa de turno con el que es imposible empatizar. Yako es una pesimista nata y se da un motivo bastante razonable para que lo sea (al fin y al cabo muchos de nuestros comportamientos disfuncionales se originan en el seno familiar). A los/las que seáis débiles de carácter y os cueste un mundo decir que "no" seguro que os es muy fácil poneros en su lugar (sí sí, como me ha pasado a mí). En fin, era la historia idónea para mí y me ha encantado pero teniendo en cuenta lo pésimas que son el resto de historias del tomo (un chico literalmente alérgico a las chicas dios mío) tampoco os recomiendo este título.

Para acabar, Como se te ocurra decírselo a alguien... cuenta con el capítulo piloto que sirvió para que la autora se animase con un manga largo (2 tomos) por primera vez: Venga, déjate querer. ¡Próximamente reseña!
Viewing all 183 articles
Browse latest View live